Desde Avanza Psicólogos explican que suele tratarse de un sentimiento mutuo y que «se os haya acabado la paciencia a ambos». Algo para lo que no todos estamos preparados. Y explican que algo relativamente frecuente es querer a una persona pero no soportarla, en este caso la pasión y el amor habrán derivado en cariño. Una situación que por otra parte es reversible, explican.
Además señalan como causas de que esto ocurra, las crisis de la edad (de los 40 y 50 especialmente) y el nacimiento de los hijos, «Cuando nacen los hijos, el marido, la esposa, la pareja, pasan a no ser la prioridad. La prioridad en la pareja, más allá de la propia pareja, son los niños».
Incluso está descrito un síndrome de repulsión súbita, que se refiere a la reacción que sentimos al descubrir ‘algo’ en nuestra pareja que nos genera un rechazo inmediato e irrevocable. Algo que puede ir desde «la forma de gesticular, un detalle de su físico o su forma de vestir, un sonido que emite al reírse o al comer, una decisión que ha tomado o algún aspecto de su vida relativo a lo que le gusta, hace o desea», explica en 20Minutos la autora de ‘Abraza tus partes rotas‘, María Ros.
Respecto a esas señales que pueden indicar que empiezas a no estar a gusto con tu pareja, desde la web codigonuevo.com señalan buscar la confrontación de manera persistente, «cualquier mínimo asunto te molesta y saltas a genera un conflicto con tu pareja». Y añaden que si te encuentras buscando temas por los que discutir, igual es un síntoma de que ya no quieres seguir con ella.
Hablan además de los silencios sean incómodos, es decir que en lugar de que sea un momento íntimo y de disfrute, se convierta en que no tenemos nada de lo que hablar. Además explican que si la relación no va bien fuera de la cama, lo normal es que tampoco vaya bien dentro, es decir, una tercera señal de alarma sería la falta de deseo sexual, aunque explican que otra opción es que el sexo vaya bien pero el problema venga después, creándose momentos incómodos al terminar y no saber ni qué decir.
Es importante diferenciar entre no querer a nuestra pareja o quererla pero tener problemas de convivencia con ella que están superando nuestra paciencia, en este caso «la clave es la comunicación: hay que encontrar qué es lo que no se soporta y darle solución….si no podéis resolver el problema dentro de la pareja, lo mejor es contactar con un psicólogo matrimonial», aconsejan.
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