Rosa López ha estado en ‘Y ahora Sonsoles’, el programa de Antena 3 presentado por Sonsoles Ónega.
En la charla, la cantante ha respondido a varias cuestiones no solo de su faceta artística, sino también de su vida personal.
Y ahí es donde ha confesado, con cierta desolación, que le encantaría ser madre pero que a estas alturas no sabe si podrá cumplir su deseo porque su edad biológica se lo impida.
La razón por la que Rosa López ha acudido a «Y ahora Sonsoles» era la promoción de «El camino a casa», el programa de Albert Espinosa en el que ha participado.
La cantante ha contado estar muy satisfecha por la grabación del programa, donde Albert le hizo emocionarse y vivir momentos que difícilmente podrá olvidar.
Y, tan natural como siempre, confesó que tiene muchas ganas de verlo ya que al no contar con Atresplayer Premium no ha podido disfrutarlo todavía.
Rosa López vivirá en Camino a Casa el regreso a su hogar. Las emociones que trayecto.
Sonsoles se ha interesado por la vida personal de la cantante, ya que todavía no está casada ni tiene hijos. Rosa López contaba que su pareja le ha pedido durante mucho tiempo que se casara con él, pero, de momento, no lo han hecho por diferentes motivos, pero tiene muchas ganas de hacerlo.
La presentadora de Antena 3 también ha querido saber si tienen planes de tener hijos. En ese momento, Rosa López confesaba que «tengo que ver si puedo tenerlos, porque tengo ya 42 años. Y mucha gente ya me dice que es ya o nunca. Aunque yo veo a mujeres que los tienen a los 50».
‘El camino a casa’ es el programa de entrevistas que Albert Espinosa está a punto de estrenar.
Un espacio en en el que el escritor y director de cine recibe a sus seis invitados para desandar el camino que tantas veces realizaron desde el colegio hasta sus casas.
La emoción inundó la entrevista y en un momento dado, se volvió complicada de controlar cuando Espinosa se detuvo a recordar el cáncer que padeció de los 14 a los 24 años y que le llevó ya de adulto a escribir algunos de sus libros: ‘Mundo amarillo’ o ‘Pulseras rojas’.
Y ahí, comenzó a reflexionar en voz alta sobre su filosofía de vida, enraizada en el positivismo más extremo:
«Creo que la vida se trata de convertir pérdidas en ganancias».
«Siempre digo que no perdí una pierna, sino que gané un muñón. No perdí un pulmón sino que aprendí que puedes vivir con la mitad de lo que tengo. El hígado me lo quitaron en forma de estrella así que pienso que tengo un sheriff dentro de mí»
«El niño más inteligente y guapo del hospital murió con 11 años, y él siempre me decía que quería volver a hacer el camino a casa. Yo me quedé con esa idea y cuando él murió, quería que lo incinerasen y que nos regalasen a todos relojes de arena, pero que en lugar de tener arena, tuvieran sus cenizas. Quería que con eso entendiéramos que la muerte era vida»
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