De la misma manera que tras una noche dónde nos hemos pasado con el alcohol nos sentimos agotados y con falta de lucidez, lo mismo ocurre tras una temporada de exceso de socialización. Y es que las interacciones sociales implican un gran consumo de recursos cognitivos que tal y como explican desde niusdiario.com, «nos pueden dejar exhaustos mental, anímica y físicamente.»
Desde lamenteesmaravillosa.es explican sobre los síntomas de la resaca social que «Puede hacer que los movimientos sean más lentos, que la mente tarde más en procesar y que estemos apáticos e irritables. Incluso puede generar síntomas somáticos, como dolor de cabeza o dolores musculares, debido a la tensión que produjo el periodo de socialización.»
Pero, ¿cómo estar seguros de que lo que sufrimos es resaca social?, el mismo medio recoge unas declaraciones de los psicólogos López-Zafra y Cortés-Denia en las que explican que «lo primero de todo es poder asociar la sintomatología a un contexto cercano en el tiempo en el que nuestra actividad social haya crecido exponencialmente» y añaden otros síntomas como falta de energía, falta de ganas de hablar con nadie y pereza para quedar o salir, además de la sensación de que el cuerpo y la mente pesan y van más lentos de lo habitual.
El primer paso es precisamente identificar que estamos sufriendo resaca social, después quedaría la segunda parte que para algunos es la más dificil: aprender a decir que no. Además intentar mantener nuestro propio espacio y dedicarnos tiempo a nosotros mismos nos ayudará recuperar la energía que necesitamos.
Esto no significa que nunca jamás vayamos a volver a socializar, se trata simplemente de tomarnos un tiempo para recuperarnos y coger fuerzas de nuevo.
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