Tras varios años de mediática relación, una ruptura que fue comentada por todo el país y una reconciliación de lo más discreta, Tamara Falcó e Íñigo Onieva se casaron, dando lugar así a uno de los eventos del año. De este modo, los marqueses de Griñón comenzaron una nueva etapa en sus vidas, aunque de momento aún no están viviendo solos.
Después de darse el ‘sí quiero’, la pareja se embarcó en una luna de miel que los llevó por varios países de África, la Polinesia Francesa o París, pero no fue hasta que regresaron a España cuando Falcó confesó que en ese momento empezaban realmente sus vacaciones. Además, en las últimas semanas han surgido informaciones con respecto a su deseo por convertirse en padres. Lo que pasa es que todo esto está ocurriendo mientras que ambos conviven con Isabel Preysler.
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La propia pareja ha confirmado que, desde hace unas semanas, se encuentra viviendo en Villa Leona, la mansión de Preysler. La razón por la que esto ha ocurrido es porque el lujoso ático que Tamara e Íñigo han comprado recientemente, y que está ubicado en el mismo barrio, aún no está finalizado. Como las obras aún continúan, han optado por quedarse en la residencia de la madre de Tamara, aunque ellos mismos han reconocido que tienen muchas ganas de mudarse ya.
Pese a ello, tanto la pareja como la propia Isabel Preysler han confesado estar contentas con la solución temporal que han decidido tomar. Según Tamara, su madre está encantada con la situación. «Mientras estén los nietos, nosotros no le importamos», ha explicado la marquesa, ya que en esa casa también se alojan Ana Boyer y Fernando Verdasco junto a sus hijos, Miguel y Mateo, cuando regresan de Doha, el lugar donde residen normalmente.
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