Las cosas cambian constantemente y con ello la forma de relacionarnos con otros seres humanos y establecer vínculos. Desde hace un tiempo, el término Benching ha vuelto a revolucionar las redes sociales ya que es un término que últimamente ha vuelto a acuñarse en numerosas publicaciones. Se trata de una tendencia que consiste en dar una de cal y otra de arena a las personas que nos gustan y con las que no buscan ningún tipo de compromiso.
Sí hasta el momento el ghosting se había convertido en la práctica más recurrente entre las personas que no quieren tener responsabilidad afectiva de ningún tipo, siguiéndole muy de cerca el breadcrumbing, el roaching, el orbiting, el love bombing, el cricketing , el whelming, el fireedooring y ahora se le une el Benching, que responde al clásico «No corto relación, pero te guardo en el banquillo por si acaso».
Benching proviene de “bench” que significaría algo similar a estar en el banquillo o lo que popularmente se ha conocido toda la vida como plan b. Por lo que, es un término que define el acto en el que una persona decide mantener vivo el contacto con otra persona a toda costa, comunicándose de forma breve o cortante, sin profundizar… Y con el claro objetivo de alimentar su interés a cambio de beneficiarse de ella.
En resumidas y para que puedas entenderlo más visualmente piensa que tienes una cita y todo parece ir sobre ruedas. Vienen más quedadas y parece que la cosa parece ponerse seria y entonces, la otra persona sin comunicártelo decide reducir el contacto contigo y, por tanto, las posibilidades de volver a veros. Tú empiezas a creer que se ha terminado y justo en eso momento, en el que ya empiezas a tener tu mente puesta en otro objetivo, esa persona aparece con un mensaje de la nada. Esta descripción es a los que los psicólogos y sociólogos han acuñado como Benching.
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De esta manera, la persona que lo sufre no termina de romper esa relación, vínculo o situación con la otra persona, ya que permanece a la interminable espera manteniendo la esperanza de retomar lo que tenían antes. Una situación que la hace estar siempre atenta a sus “apariciones”.
Según explica en el diario 20 minutos la psicóloga Chelsea Leigh Trescott, experta en rupturas sentimentales, practicar esta técnica genera en el afectado una dependencia hacia la otra persona, ya que esta siempre da una de cal y otra de arena. El objetivo no es otro que alimentar su perspectiva egoísta. Además, alerta de que el paso de tiempo dificulta aún más a la persona afectada para que tome finalmente la decisión de querer salir de este ámbito tóxico.
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