Uno de los trastornos más invisibilizados dentro de la salud mental es el de la ansiedad social, que a pesar de no tratarse en la vida cotidiana, las cifras siguen estando ahí: un 13% de la población lo sufre en algún momento de su vida según los estudios.
Si no sabes de qué se trata, la ansiedad social es un temor intenso y persistente a ser observado y juzgado por los demás. Este miedo puede afectar al trabajo, la escuela y otras actividades diarias como salir a hacer la compra o a dar un simple paseo por la ciudad. Y es que incluso puede dificultar el hecho de hacer nuevos amigos o conservar los que ya se tiene.
Lo «bueno» de la ansiedad social es que es un trastorno que se puede tratar, aunque recordemos que no deja de ser un problema. Y es que cuando llega la Navidad, como es de esperar y sabiendo las características que hemos mencionado, las personas que lo padecen, sufren aún más.
Esto se debe a que las calles se llenan de gente, las tiendas, bares y demás establecimientos están abarrotados, se acercan las reuniones familiares, etc. Vamos… que allá a donde vayas hay un montón de gente, por lo que estas personas ven agravados sus sentimientos de sentirse observados por los demás, entre otros factores.
Nhood España, operador inmobiliario de servicios mixtos, ha activado recientemente una campaña dirigida a visibilizar el trastorno de fobia social y, en colaboración con ÍTACO Psicología, han llevado a cabo “No es tan raro”, el cortometraje que centra la campaña en esta temática importante aunque invisibilizada.
Según el estudio realizado, mientras que el 7% de la población en hombres es diagnosticada de ansiedad social al año, la cifra que corresponde a las mujeres es la del 9 %. «Nos encontramos en una sociedad y contexto en el que se nos enseña, a hombres y a mujeres, a ser aquello que se espera que seamos. Esto es lo que conocemos como los roles de género. A partir de la socialización de género, la sociedad va enseñando a niños y niñas a adaptarse de forma diferente al contexto: a las niñas, a cuidar a muñecas para prepararlas para su rol de madres; a los niños, a ser independientes y competitivos para ser eficaces en el mundo laboral», explica María Recuenco, experta en materia psicológica.
A ello se le suma que a las mujeres, históricamente se les enseña a anticipar y sobrepensar diferntes situaciones con el objetivo de cuidar a los demás, por lo que se siente más juzgada por si falla en alguna de sus tareas o si decide no estár tan pendiente del resto y más de sí misma. Este fenómeno sucede en casa, en el trabajo y, en general, en casi cualquier situación dados los hechos históricos.
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