Y es que actualmente para tratar problemas de insomnio se utilizan benzodiacepinas y drogas-Z, similares a estas cuyos efectos secundarios son muchos y van desde la somnolencia diurna hasta la pérdida de memoria. Desde la web de la Universidad Pompeu Fabra explican que «se examinará como la música puede facilitar el tránsito entre la vigilia y el sueño y cómo puede mejorar su calidad y profundidad, un campo poco explorado hasta ahora.»
Sergi Jordá es el investigador principal del proyecto en la UPF y en declaraciones a El País explica que es la primera vez que se aborda el tema desde una perspectiva totalmente interdisciplinar, ya que en el mismo musicología y neurociencia se unen con otras disciplinas como la psicología, la informática y la ciencia de datos.
Ana Fernández, coordinadora del Grupo de Estudio del Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN) explica en el mismo medio que “es un tratamiento de bajo coste, no tiene efectos secundarios y sería una buena intervención no farmacológica” y añade que aunque todavía hay muy pocos estudios sobre el tema porque se estudia hace poco, » Algunos trabajos anteriores ya han observado que, cuando hay problemas de sueño, la música supone una mejoría con respecto a no hacer nada y a escuchar audiolibros o ruido blanco».
La Universidad de Bochum (Alemania) «halló que las melodías mejoran la frecuencia cardíaca y los niveles de ansiedad. Además, la música puede subir el ánimo y mejorar el humor», explican desde blog.nuevamutuasanitaria.es
Desde El País aluden a algunos otros estudios como un metaanálisis publicado en 2021 en la revista Behavioral Sleep Medicine del que se dedujo que «la intervención con música ayudaba a mejorar a los pacientes ingresados en unidades coronarias y de cuidados intensivos, así como el sueño de los adultos mayores». U otra revisión publicada el mismo año en Journal of the American Geriatrics Society cuyos autores vieron que la música mejoraba la calidad del sueño de los ancianos que vivían en su casa, cuando la escuchaban entre 30 minutos y una hora antes de acostarse. Algo que achacaron a la capacidad de la misma de «reducir la frecuencia cardíaca, la respiración y la presión arterial, lo que disminuye la ansiedad y el estrés.»