Según la Sociedad Española de Oncología Médica, el sol es el principal causante de melanoma, el tipo de tumor cutáneo más peligroso y responsable del 80% de las muertes asociadas a un tumor maligno de la piel.
Aunque actualmente tenemos mucha información al respecto y casi todos sabemos que es imprescindible aplicarnos protector solar, además de conocer cual es nuestro tipo de piel y qué factor de protección solar debemos aplicarnos, muchas veces cometemos errores a la hora de ponernos la crema solar, los más comunes son dejarnos zonas como orejas y cuello desprotegidas o aplicarnos menos cantidad de la necesaria.
Solo un 2,5 por ciento de la población se aplica la crema solar correctamente.
Ambas cosas suponen un riesgo para la piel tal y como pone de manifiesto un estudio australiano que revela que se reducirían un 30% de los casos de cáncer de piel si nos pusiéramos bien la crema solar.
Debemos aplicarlo al menos, 30 minutos antes de la exposición, que es aproximadamente el tiempo que tardan los filtros químicos en actuar. Lo mejor es aplicarlo antes de salir a la playa o a la piscina.
Ten cuidado a la hora de extender tu crema solar, hazlo de manera uniforme y presta atención a las zonas olvidadas como orejas, ingles, interior de las rodillas o nuca.
Y por último no olvides renovarla cada dos horas y cada vez que salgas del agua aunque tu protector sea resistente al agua, ya que el sudor, el sol y el roce de la toalla arrastran parte de la crema haciendo que esta pierda eficacia.
Hay situaciones en las que pensamos que no hace falta ponerse protector solar y ahí es donde es más fácil que se produzcan quemaduras solares.
Aunque ya estemos morenas no debemos olvidarnos de aplicarnos crema solar, el bronceado no nos protege frente a los rayos del sol ni bloquea las radiaciones UVA y los rayos infrarrojos.
Debajo de una sombrilla pasa lo mismo, debemos protegernos ya que la radiación solar penetra en un 35 por ciento.
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