No hay ninguna duda de que a todos nos encanta tener nuestra casa ‘como los chorros del oro’. Pero muchas veces en ese afán de limpiar y desinfectar a fondo juntamos algunos productos de limpieza cuya mezcla es potencialmente peligrosa y con la que nos podemos intoxicar.
Esther Samper es médica, además de doctora en Ingeniería Tisular Cardiovascular y comunicadora en medios como El diario, Muy Interesante, Cuaderno de cultura y Univadis, Hoy nos detenemos en la recomendación que hace en sus redes sociales sobre qué productos de limpieza es peligroso y está desaconsejado mezclar.
Y es que tal y como explica, aunque puede resultar tentador, «mezclar productos de limpieza suele ser una muy mala idea. Varias combinaciones liberan sustancias tóxicas, perjudiciales para la salud: como mezclar lejía con amoníaco o diluir la lejía en agua caliente».
Olvídate de mezclar estos productos de limpieza
Puede resultar tentador, pero mezclar productos de limpieza suele ser una muy mala idea. Varias combinaciones liberan sustancias tóxicas, perjudiciales para la salud: como mezclar lejía con amoníaco o diluir la lejía en agua caliente. pic.twitter.com/eLWiDj17mU
La experta remite a la información que dan sobre ello en el blog de Umivaleactiva, desde el que señalan como las mezclas más peligrosas las siguientes:
Lejía y amoniaco. Su combinación produce un gas llamado cloramina. Su inhalación puede causar daños severos en el sistema respiratorio, además de ardor en los ojos.
Alcohol gel y Lejía. Su mezcla produce cloroformo y ácido clorhídrico, ambos muy tóxicos. Inhalar sus vapores puede producir daños en ojos, piel, pulmones, riñones, hígado y sistema nervioso.
Lejía y vinagre. Su mezcla produce gas cloro. Puede provocar quemaduras graves en los ojos y en las vías respiratorias.
Bicarbonato y vinagre. Pueden causar una explosión si los mezclas en un recipiente cerrado.
Vinagre y agua oxigenada. Generan ácido paracético que, en concentraciones altas, irrita y daña la piel, ojos, garganta, nariz y pulmones.
Lejía y agua oxigenada. Forman cloratos o percloratos, que pueden provocar una explosión.
Lejía y agua caliente. Si se diluye lejía en agua caliente, se evapora el cloro y ya no desinfecta, generándose emanaciones que pueden causar intoxicación e irritación de las mucosas.
Lejía y lavavajillas. Produce gas cloro, que puede causar problemas respiratorios y oculares.
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Por otra parte la recomendación del Ministerio de Sanidad para desinfectar es “mezclar 20 ml de lejía (de 3%-5%) con 980 ml de agua, justo antes de limpiar. Dejar actuar 5 minutos y aclarar”. Siempre con agua fría para que no pierda sus propiedades y preparando la mezcla a diario. Y sobre todo como dice esta experta, «la hora de limpiar, id a lo sencillo: nada de mezclar. No juguéis al Quimicefa».