Desde la web del Hospital Quirón explican que «los probióticos son bacterias beneficiosas que viven en el intestino y mejoran la salud general del organismo, trayendo beneficios como facilitar la digestión y la absorción de nutrientes, y fortalecer el sistema inmunológico». Se encuentran en alimentos como el yogur, el kéfir, el kimchi y el chucrut.
«Los prebióticos son sustancias no digeribles que actúan como alimento para los probióticos. Estos nutrientes ayudan a los microorganismos beneficiosos a prosperar y multiplicarse en el intestino, lo que a su vez mejora la salud digestiva y refuerza el sistema inmunológico», explican desde La Razón. La avena, la cebolla, el ajo y las alcachofas son ricos en prebióticos, al igual que los espárragos, el trigo y las judias.
En cuanto a los postbióticos son tal y como explican desde nutresalut.com «las sustancias producidas por los microorganismos probióticos con efectos beneficiosos sobre la salud a nivel nutricional, metabólico e inmunitario». En otras palabras, «cuando consumes alimentos ricos en probióticos y prebióticos, los microbios de tu intestino consumen la fibra prebiótica no digerible y producen compuestos bioactivos llamados postbióticos» explican desde nationalgeographic.es desde dónde hablan además de sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y anticancerígenas.
Los tres son fundamentales para mantener la comunidad de organismos microscópicos que viven en el tracto gastrointestinal, conocida como microbioma intestinal y el consumo de todos ellos puede mejorar significativamente la salud digestiva y fortalecer el sistema inmunológico tal y como explican desde La Razón. Además «cada vez hay más pruebas científicas que relacionan los prebióticos, probióticos y postbióticos con mejoras en enfermedades metabólicas (como la obesidad y las alteraciones del colesterol), síntomas depresivos y mala calidad del sueño, entre otras muchas afecciones», apuntan desde National Geographic.
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