El 27,5% de los chicos jóvenes de entre 16 y 29 años tuvo su primer contacto con la pornografía antes de los 12 años, esto es lo que dicen los datos del estudio publicado el jueves pasado por la Fundación FAD sobre el consumo de porno en jóvenes. Y es que parece que se empieza a consumir a edades cada vez más tempranas y con contenidos mucho más violentos.
Los expertos alertan de que los chavales lo utilizan en muchas ocasiones para aprender sobre el sexo y esto ya está dejando secuelas. Y es que el estudio antes mencionado nos pone delante una situación preocupante: «el primer contacto con la pornografía, de media, se sitúa alrededor de los 13 años. Casi la mitad (el 45%) dice que vio algún tipo de contenido para adultos por primera vez entre los 12 y los 15 años; y uno de cada cuatro lo hizo antes de los 12», explican desde 20Minutos.
Muchos se acercan a este tipo de contenidas para suplir la falta de información y orientación por parte de familia y escuela. Desde FAD explican que «dos de cada diez creen que es un recurso útil para su educación sexual; el 56,1% afirma que el porno le ayuda a conocer y comprender mejor el sexo o lo utiliza como fuente de inspiración (49,5%)».
Respecto a como les afecta consumir este tipo de contenidos, «El 64,5% de los chicos dice que experimenta más; el 59,2% que aprende sobre sexo; el 54,5% que tiene más satisfacción con el sexo; y el 55,4% que le inspira. En este caso, la percepción entre chicos y chicas no está tan diferenciada. También ellas piensan que experimentan más por el porno (así lo dice el 53%); que aprenden (52%); que tienen más satisfacción (42,6%); y que se inspira (42,1%).», explican desde 20Minutos. Y es que la diferencia entre chicos y chicas es significativa, mientras solo el 2,6% de las chicas ven porno cada día, el 22,4% de los chicos dice ver pornografía diariamente y más de la mitad al menos una vez a la semana.
Beatriz Martín Padura, directora general de Fad Juventud explica que el peligro de este consumo prematuro es que su sexualidad que precisamente se forma a edades tempranas, « asuma como normales comportamientos agresivos, violentos, de riesgo o degradantes para las mujeres» e insiste en la necesidad de incorporar de ‘forma más decidida’ la educación afectivo sexual en la familia y escuela. La experta habla también de la importancia de acompañarles en el desarrollo de su sexualidad de forma clara, «que puedan contar con referentes como fuente de información veraz y confiable, que no sea un tema tabú o incómodo que evitemos».
Además, por supuesto, de poner en marcha «los controles necesarios para que no encuentren y puedan consumir pornografía sin ni siquiera buscarla», explica.
Respecto a las consecuencias de ver porno, el 40% de los jóvenes cree que afecta negativamente a ámbitos importantes de su vida y en torno a un 35% ha dejado de hacer cosas que le interesan por ello, ha tenido problemas con su entorno en algún momento por ver porno, o se siente mal cuando no puede verlo.
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