Algunas de las costas españolas, muchas de ellas de lo más concurridas en verano, hicieron saltar las alertas por la excesiva acumulación de algas en la orilla. Más allá de resultar incómoda para meterse en el agua y de disgustara lo bañistas, algunos ayuntamientos, como el de Estepona, tuvieron que destinar cientos de miles de euros en presupuestos para poder retirarlas.
Este año ha sido Los Caños de Meca desde donde se han levantado las quejas por parte de los turistas que incluso han anulado sus reservas vacacionales al no poder soportar el hedor que desprendían. Visto así, cualquiera pensaría que las algas son ese invitado indeseado en las playas, lo que nos hace preguntarnos: ¿por qué hay tantas algas?
Lo primero que hay que saber es que por muy desagradables que sean en apariencia, tacto e imagen, estas plantas cumplen una función determinante en el ecosistema marino y a muchos les sorprende saber lo que realmente significa su presencia en las costas.
Y sí, la finalidad de las algas en el mar es positiva y saludable. De hecho, desde diputaciones regionales como la de Valencia han pasado a cambiar la forma de abordar el problema del exceso de estas plantas y ahora piden a los ayuntamientos que, en lugar de retirarlas, simplemente las devuelvan al mar.
¿La razón? Ya lo dijo el responsable del área de Medio Ambiente de la Diputación de Valencia a El Mundo: «Las algas no son basura y es muy importante que conozcamos sus funciones y el porqué de su llegada masiva a nuestras playas en determinados momentos, del mismo modo que sabemos que los árboles caducos pierden las hojas en otoño».
Seguro que alguna vez has preguntado con cara de asco que «por qué hay tantas algas en el mar» y, probablemente, la respuesta ha sido: «Bueno, eso es bueno. Significa que el agua está limpia«. Pues bien, aunque cueste creerlo a simple vista, es cierto.
Estos arribazones —como se conoce a esta masa de hojas que se acumula en la superficie del mar—, cuya especia endémica del Mediterráneo se conoce como ‘Posidonia oceánica’, poseen un «altísimo valor ecológico y medioambiental» y sirven como termómetro de la calidad del agua y sirven como zona de alimentación y refugio para numerosas especie. Además, ejercen como barrera de protección para las playas, ya que frenan el oleaje en fuertes temporales, evitan la pérdida de arena mediante erosión y mantienen el equilibrio sedimentario de las playas, tal y como explican desde Meteored.
Eso sí, al morir y pudrirse, estas algas desprenden un olor muy fuerte y atraen a insectos, motivo por el cual, los gobiernos locales deciden retirarlas sin ningún criterio. Y estas retiradas indiscriminadas lo que consiguen es no solo llevarse los arribazones, sino también arena, dando lugar a la erosión de la propia playa.
En los últimos años, debido al cambio climático y al consecuente aumento de las temperaturas, la acumulación de estas plantas ha ido a más. Y esto, pese a su positiva funcionalidad, no es del todo bueno, ya que algunas de estas algas pueden ser tóxicas y dañinas para la salud de los seres humanos.
Estos casos pueden darse perfectamente en la actualidad, en plena tercera ola de calor del verano, ya que, como apuntan desde elTiempo.es, si los termómetros superan los 20ºC, estos organismos se reproducen más. Pero este no es el único factor causante de la acumulación de arribazones; también incluye el cambio en las corrientes marinas o los vertidos de fertilizantes que van a parar al mar.
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