El frío, gélido en las últimas semanas, el vapor y la diferencia de temperatura provoca diferentes sensaciones en nuestro cuerpo. Una de ellas es esa incómoda sensación de sentir que la gente te está mirando por la calle y, de repente, cuando te encuentras con alguien conocido te pregunta: «¿Por qué lloras?». Es en ese momento cuando intentas responder, tratando de sonar creíble, que no son lágrimas, es que te lloran los ojos por el frío.
No, no es una sensación tuya ni eres la única persona a la que le pasa. De hecho, es algo que le ocurre a prácticamente todo el mundo, pero es más frecuente sufrirlo en los meses del frío invierno: ¿por qué? La respuesta la tienen en la Clínica Baviera, donde sostienen que la superficie del ojo, que está compuesta por la córnea y la conjuntiva, necesita estar muy bien «hidratada y lubricada».
Esto es precisamente el efecto contrario que nos produce el frío en nuestros ojos. De hecho, los expertos aclaran que el viento provoca que la humedad se evapore y, por lo tanto, no estén hidratados. Pero nuestro cuerpo es más listo de lo que parece y los ojos tienen su propio mecanismo de defensa fisiológica «innato» para protegerse de esta agresión externa. De esta forma, cuando soltamos nuestras lágrimas lo que estamos haciendo es hidratar nuestra mirada.
«Tanto la conjuntiva (la membrana que recubre el interior del párpado y la parte blanca del ojo —esclera—) como la córnea (la lente superficial del ojo) son zonas muy sensibles y, además la córnea, dispone de una cantidad de fibras nerviosas que tienen la capacidad de detectar los cambios de temperatura, tanto frío como calor«, explica el oftalmólogo cofundador de Clínica Baviera, Fernando Llovet.
Asimismo, aclara que el ‘lagrimeo’ es simplemente un acto reflejo de nuestro cuerpo que envía señales a las glándulas encargadas de producir las lágrimas para que actúen recubriendo los ojos para así crear una «película que los proteja».
En definitiva, el Doctor Llovet determina que si el único síntoma que percibimos es el de un pequeño lagrimeo en los ojos por el frío no hay motivos para preocuparse, especialmente cuando atravesamos un periodo de tiempo con cambios más drásticos de temperaturas, como en las últimas semanas en todo el país.
Ahora bien, si es un problema que persiste y que continúa incluso cuando empiecen a subir las temperaturas, entonces los expertos recomiendan acudir a un especialista, puesto que, como estiman, puede tratarse de una «pequeña obstrucción del lagrimal u otra complicación». Si, además, va acompañado de ojos un tanto rojos, legañas o dolor; con más razón hay que acudir a profesionales.
Para evitar este tipo de complicaciones o molestias visuales, desde la Clínica Baviera aportan una serie de consejos para mejor la salud ocular:
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