Este gesto tan común es muy repetido en todos los hogares. Sin embargo, los expertos alertan de que deberíamos modificarlo por los riesgos que podrían traer. Pero realmente la comida enlatada puede estar guardada durante muchos años en la despensa, ya que se trata de un elemento no perecedero, pero la situación cambia una vez que los abrimos.
Según los especialistas si vas a abrir una lata de conservas es importante que la consumas durante ese mismo día y sino lo haces intenta guardar ese producto en otro recipiente y consérvalo en la nevera. De lo contrario, tu lata de conservas puede convertirse en un foco de bacterias y en el peor de los casos, en un problema de salud grave.
Los productos envasados se encuentran almacenados en recipientes herméticos fabricados a base de aluminio y acero, lo que ayuda a que los alimentos se conserven en perfecto estado. Además, al estar sellados al vacío, la entrada de cualquier bacteria o microorganismo resulta imposible .
En el propio etiquetado del producto se recomienda consumirlo entre dos y tres días después de haberlo abierto y conservarlo en el frigorífico. Teniendo en cuenta que no siempre se consume el producto en una sola toma, se recomienda guardar el resto del contenido en otro envase, ya sea de vidrio o de plástico, con el único objetivo de que se mantengan mejor sus cualidades y su sabor.
Como ya hemos mencionado anteriormente en el momento que abrimos una lata de conservas, el producto queda expuesto a su deterioro. De hecho, la constante exposición al oxígeno puede alterar el metal de la lata y, por ende, puede afectar directamente al alimento, lo que puede provocar alteraciones en el sabor.
Otro de los grandes riesgos de dejar las latas de conservas abiertas en la nevera es la floración del bolutismo, una enfermedad que se origina por una toxina que condensa la bacteria Clostridium botulinum. Se trata de un microorganismo que puede provocar dificultades a la hora de hablar o tragar, además de generar vómitos, calambres, párpados caídos y boca seca.
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