Cada vez es más frecuente que los consumidores opten para ahorrarse así una cantidad de dinero importante al año, por comprar productos de segunda mano, que estén reacondicionados.
Desde la web de la OCU definen este tipo de producto como aquel que se ha preparado para que funcione de nuevo correctamente. Sin embargo matizan que hay que tener en cuenta cual es su estado de partida, si es de segunda mano o simplemente tiene la caja abierta o le faltaba algún elemento, ademád de como lo han reacondicionado, no es lo mismo meterlo en una caja nueva que cambiarle algunos componentes.
Desde eldiario.es aluden a un estudio de Transparency Market Research, según el cual se espera que el mercado de los productos electrónicos crezca a un 12% anual que su tamaño se triplique de aquí a 2030. Y es que «los consumidores se ven más dispuestos a comprar productos de electrónica grandes, como ordenadores o tabletas» pero no nos ocurre lo mismo si hablamos de productos que se utilizan para preparar alimentos (por ejemplo, un robot de cocina) o para el cuidado personal (como un cepillo de dientes eléctrico, a pesar de que las cerdas sean nuevas), al igual que aquellos que estén en contacto con el cuerpo, tal y como explican desde el mismo medio, en estos casos el «asco» es especialmente fuerte.
Según un estudio de la Universidad de Pennsylvania explica que «los consumidores consideran ciertos productos reacondicionados como “sucios” o “asquerosos». Algo que ocurre incluso en aquellos para los que este tipo de productos son más ecológicos.
Existe un cierto fetiche con la compra de un producto nuevo, en internet podemos ver videos en los que el feliz propietario saca el artículo reluciente de su caja, algo que tal y como explica el mismo medio «contribuye a la sensación de que los productos reacondicionados son “sucios”, a pesar del exhaustivo proceso de esterilización al que se someten como parte del proceso.»
Desde eldiario.com diferencian reacondicionar de refabricar, en este último caso «se someten a un proceso más exhaustivo de desmontaje, limpieza y sustitución de las piezas desgastadas o dañadas para garantizar que cumplen o superan las normas de rendimiento y calidad del fabricante original.»
La Organización de Consumidores recomienda además plantearse algunas cuestiones antes de adquirir un producto reacondicionado. Entre ellas el desgaste del mismo, algunos pueden tener componentes ya desgastados por eso es importante ver si estos se han renovado. Además de comprobar precisamente la higiene del mismo, sobre todo si es para uso personal, ten la seguridad de que está limpio y no ha sido utilizado.
Además fíjate en su antigüedad ya que si el modelo tiene un tiempo puede darnos problemas de actualizaciones y por úlitmo revisa sus componentes, otro punto en el que hacen hincapié, ya que «es habitual que les falte algún componente (los auriculares en un teléfono, instrucciones, las cápsulas de café gratis en la compra de una Nespresso…)».
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