Es el caso del champú azul y otros productos para matizar el cabello tras una coloración, como «los champús morados, las mascarillas con pigmentos, el glossing o el hair toning», explican desde Vanitatis, dónde Conchi Arias, fundadora del salón Campos Curlyhair en Granada, matiza, «Tanto los champús como las mascarillas y los acondicionadores que llevan color incorporan peróxido de hidrógeno y tinte semipermanente. En pequeñas cantidades, pero los llevan. El peróxido de hidrógeno es corrosivo, por lo que te pueden irritar la piel, las mucosas y debilitar las uñas» .
Y de este ingrediente y su efecto sobre la piel, el peróxido de hidrógeno, habla en el mismo medio el doctor Morales Raya, especialista en dermatología estética y tricología. Lo primero que aclara el médico es que «un champú o un acondicionador, habitualmente, se compone de entre 20 y 30 ingredientes, dentro de los cuales encontramos agentes detergentes, conservantes, siliconas, fragancias y distintos aditivos estéticos. Todo un cóctel con más o menos riesgos».
Y explica además que estar en contacto con este tipo de productos durante un tiempo prolongado, «puede provocar sequedad de la piel, irritación, descamación o incluso picor, especialmente en los pulpejos y en la zona periungueal». A esto se añade que suelen necesitar varios aclarados para que no queden restos de pigmento y «el propio contacto prolongado con el agua puede ser otro factor irritante».
Habla de un tercer efecto de estos champús sobre nuestra piel: «la pigmentación de las uñas y la piel». Pero no solo afectan a la piel y las uñas, «A nivel capilar, estos agentes químicos pueden actuar en la cutícula del pelo, dañándola y dándole un aspecto de pelo más frágil y de peor calidad», matiza.
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