Conchi Arias, fundadora de Campos Curlyhair explica en TELVA que otros factores que influyen en la deshidratación del cabello son, «la propia genética; la edad y los cambios hormonales… la contaminación ambiental y el «maltrato» diario con hábitos como el uso de herramientas de calor, lavados excesivos con productos no adecuados o la decoloración».
Y es que nuestro pelo necesita como mínimo de un 15% de agua para mantenerse correctamente hidratado, pero a veces por mucho que lo intentes esto se convierte en una misión imposible. Hoy nos detenemos en los consejos de algunos profesionales para hacerlo. Lo primero que explican es que «es fundamental usar productos que hidraten en profundidad y una mascarilla que contenga ingredientes muy nutritivos, un mínimo de dos veces por semana, además de aficionarte al uso de aceites capilares».
Recomiendan además comenzar con una limpieza profunda y para ello debemos exfoliar nuestro cuero cabelludo, que nos ayudará a acabar con impurezas o células muertas, después «tratar con ingredientes marinos como algas y colágeno marino que aportan proteínas, enzimas, vitaminas y minerales para nutrir, hidratar y reequilibrar», explica Arias, que además recomienda el uso de aceites ( aceite de coco, de argán, proteína de trigo, glicerina), sobre todo en cabellos rizados.
Algo en lo que insisten los profesionales es en la importancia de sellar la cutícula para evitar que se siga produciendo una pérdida excesiva de agua desde el interior de la fibra capilar. Para ello no pueden faltar en nuestro día a día mascarillas hidratantes, acondicionadores con PH ácido y aceites capilares adecuados a las características concretas del cabello, tal y como explica en el mismo medio la directora de la Peluquería Llata Carrera, Mª José Llat.
Y para combatir los daños de los radicales libres, causantes de la sequedad, lo mejor son los productos y tratamientos a base de vitamina A y C, además la vitamina H o biotina refuerza el crecimiento y la fuerza del cabello y le devuelve su brillo natural.
También insisten en la importancia de no lavarlo en exceso, no usar agua muy caliente ni champús muy agresivos, mejor los libres de sulfatos, evitar el uso excesivo de herramientas de calor y productos con alcohol. Además de no desenredar en seco para evitar romper la cutícula, ni secar frotando en exceso por la misma razón.
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