Es muy posible que al comprar patatas en los últimos meses te hayas encontrado con que muchas de ellas tienen brotes, algo que cada vez es más común. La razón tiene que ver con la prohibición por parte de la Comisión Europea, del uso de clorprofam, la sustancia (en forma de polvos que se echan por encima), que se empleaba para evitar precisamente que germinaran.
Lo ha explicado Miguel A. Lurueña, que es doctor en Ciencia y Tecnología de Alimentos, a través de su cuenta de Twitter, dónde ha compartido un hilo con sus seguidores sobre este tema y las consecuencias que puede tener en nuestro organismo comerlas. El experto explica que la patata incluso después de extraerla de la tierra sigue siendo un órgano vivo y por eso es normal que «sigan desarrollándose procesos metabólicos y fisiológicos en la misma mientras reposa en nuestra casa, aunque lo hace de una manera mucho más lenta debido al estado de dormición en el que se encuentra».
Recomienda almacenar las patatas en un lugar fresco, oscuro y relativamente ventilado y no durante demasiado tiempo, para evitar que salgan estos brotes, tal y como explican desde la web de la Cadena Ser.
¿Encontráis a menudo patatas como esta? Tiene una explicación.
Os cuento>> pic.twitter.com/YgsAvx2k2f
— Miguel A. Lurueña (@gominolasdpetro) April 26, 2023
Además Lurueña explica que «conservar las patatas en un estado que no sea el óptimo provoca un aumento en la transpiración que provoca que la células pierdan más agua de lo habitual. Una situación indeseable que, entre otras cosas, estimula que la patata en cuestión comience hacerse cada vez más pequeña, que adopte una textura blanda y una piel arrugada mucho más difícil de pelar.»
Cuando la patata comienza a deteriorarse se produce un aumento de la respiración de la misma y esto a su vez provoca que se aproveche de distintos elementos para obtener energía, «Desde el agua y el almidón hasta los azúcares de la patata, lo que provoca la aparición de los anteriormente citados brotes», explica y añade, «cuando las patatas germinan, el almidón comienza a romperse en los azúcares que lo componen, así que las patatas adquieren sabor dulce».
Y si nuestras patatas ya tienen brotes, el doctor en Ciencia y Tecnología de Alimentos cuenta que podemos cocerlas, freírlas u hornearlas pero eso sí, durante muy poco tiempo y a una temperatura no muy alta, ya que hacerlo a alta temperatura favorece las reacciones de Maillard. Un proceso que «provoca que las patatas se pongan oscuras durante el cocinado y se forme una mayor cantidad de un compuesto tóxico conocido como acrilamida», por eso, «siempre es recomendable evitar la formación de esas coloraciones pardas», explica.
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