La explicación es tan sencilla como esta: hay algunos medicamentos que vienen preparados para ser partidos por la mitad, incluso con una ranura para facilitarnos la tarea. Sin embargo, hay otros que están recubiertos por una especie de película que permite que se absorban en el estómago directamente. Si partimos el medicamento es posible que se absorba donde no debe.
Los comentarios de los seguidores no se han hecho esperar. Destacan aquellos que no se explican por qué esto no se tiene en cuenta para los pacientes con disfagia, aunque la mayoría de ellos se refieren a las dificultades que tienen para tragarse ciertos comprimidos.
Desde la web de farmaceuticos.com explican que para estos casos hay otras opciones para facilitar la deglución como jarabes o soluciones orales además de comprimidos efervescentes o formatos en granulado. Además de comprimidos masticables, dispersables (los que se disuelven en agua) o bucodispersanbles, que son aquellos que se disgregan en la boca.
Respecto a la posibilidad de abrir o manipular las cápsulas, explican que no se debe hacer por regla general, aunque hay excepciones “como, por ejemplo, los antisecretores gástricos como omeprazol, esomeprazol o lansoprazol, que sí se pueden abrir y echar en agua o en un alimento líquido. Se tendrá la precaución de no masticar ni triturar los gránulos que contiene la cápsula y éstos se ingerirán inmediatamente o en menos de 30 minutos.”
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