La palabra cucaracha suele causar repelús para la mayoría de la población, y es que resulta inevitable pensar en este insecto y no sentir un poco de asco. Es quizás por ello que cuando nos encontramos una cuca, lo primero que pensamos es en pisarla y en acabar con ella (y cuanto más fuerte, mejor).
Sin embargo, esto no es lo más recomendable y tienen un gran motivo. Desde el propio organismo, recomiendan tajantemente no hacerlo, pero ¿por qué? además de la grima que produce escuchar su aplastamiento, hay un riesgo que va mucho más allá y que tiene que ver con nuestra propia salud.
Sin embargo, no es en lo único que puede afectarnos, ya que estas también pueden transmitir enfermedades como salmonelosis u otras causados por estreptococos y estafilococos. Por otro lado, cuando las bacterias que se esparcen al pisarlas llegan a nuestro intestino, pueden provocar otro tipo de afecciones como diarrea o fiebre. Por tanto, ante la situación de encontrarnos con una cucaracha, la OMS propone que, antes de terminar con estos insectos, se fumigue el área para acabar directamente con la plaga de estos bichos.
Además de que pueda producir infecciones, el hecho de aplastar una cucaracha no es de lo más efectivo a la hora de acabar con ellas. Estos insectos que parecen pequeños e indefensos tienen una fuerza espectacular y son capaces de soportar hasta un peso 900 veces superior al suyo propio. Por lo que si intentas matar a este bicho una y otra vez, lo más probable es que esto nunca pase.
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