Y es que según Uppers,«somos unos de los países que más la consumen, solo en 2020, aún con el efecto pandemia y el cierre de la hostelería, se consumieron 3.328 litros de cerveza en España«.
Hay muchos mitos en torno a su consumo: que si una cervecita al día es saludable, que si ayuda a adelgazar, que si es buena para la lactancia… Hoy hablamos de otro de estos mitos, el que dice que es mejor tomarla en una jarra helada, algo que parece ser un gran error, nos detenemos en por qué.
La razón principal es que cuando congelamos las jarras solemos hacerlo en congeladores donde comparten espacio con alimentos como pescados, los cuales terminan impregnando todo de olor, haciendo que la cerveza no tenga ni el sabor ni el olor que debería tener.
La que más afectada se ve en este sentido es la espuma, ya que al entrar en contacto con el hielo su textura cambia y si hay mucho hielo pegado a la jarra. Este puede desprenderse y alterar incluso el aroma, la apariencia y sobre todo el sabor de nuestra cerveza.
Sin embargo, sí es importante que las cervezas se conserven a una temperatura más baja de la que debe consumirse. De esta manera conseguiremos que estén a una temperatura idónea cuando las servimos desde que la sacamos de la nevera hasta que las llevamos a donde las vamos a consumir.
Debemos tener en cuenta que no todas las cervezas necesitan la misma temperatura. Por ejemplo las rubias necesitan una temperatura mucho más bajas que las negras. Un motivo más para no servir todas en una jarra congelada.
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