El ritmo frenético al que estamos sometidos a diario hace que muchas veces nuestro cuerpo reaccione con problemas de ansiedad y estrés. Gestos como escuchar música suave de fondo, desconectarnos a ratos de la tecnología dejando a un lado móviles y ordenadores, dar un paseo, tomar una infusión relajante o incluir en nuestra dieta alimentos como los pistachos, el plátano y los arándanos nos aportan triptófano, que ayudan a la producción de serotonina, pueden ayudarnos.
Pero hoy vamos un poco más allá para hablar de una técnica, de origen holandés, que puede ayudarnos a acabar con él o al menos a que este disminuya. Lo han llamado Niksen y entre sus beneficios está además de reducir el estrés, mejorar el sueño y ayudarnos a recargar cuerpo y mente.
Está muy relacionado con el hecho de no hacer nada, algo que aunque suele causarnos sentimientos de culpa por creer que estamos perdiendo el tiempo, puede ayudarnos y mucho en este sentido.
Lo explica muy bien Annette Lavrijsen en «Niksen. El arte neerlandés de no hacer nada (Cúpula)”: «Niksen significa literalmente no hacer nada. Practicar el “arte del Niksen” consiste en disfrutar de las pequeñas pausas de la vida, una filosofía de vida fácil de introducir en el día a día y esencial para cuidarnos de nosotros mismos».
El método además tiene muchos beneficios cómo acabar con el mito de que no hacer nada está fatal, ayudarnos a encontrar nuevas formas de relajarnos, a encontrar el equilibrio entre trabajo y vida personal, además de impulsar nuestra creatividad y hasta nuestra productividad y a establecer una familia feliz y mejorar nuestras relaciones de amistad.
Desde niusdiario.com aluden a la psicóloga Monia Presta, «el Niksen es nueva versión del mediterráneo Dolce Far Niente, un hábito que ayuda a calmar la mente y centrarnos en el presente, en el aquí y ahora». Pero no debemos equivocarnos, practicarlo no significa dormir, sino tener ese momento de tranquilidad y descanso, estar presente y descansar, sin más, así de fácil.
Lo ideal es «Empezar con un descanso de 5 minutos e ir aumentándolo poco a poco hasta alcanzar la media hora, la hora completa o incluso una tarde entera. Dedica ese tiempo a ti mismo, solo a ti mismo, teniendo presente que, a veces, es bueno no hacer nada», explica Lavrijsen, que además recomienda utilizarlo para discriminar lo que realmente te importa de aquello que, en realidad, no es tan relevante.
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