Llegan los primeros rayos de sol y de pronto te das cuenta de que el bikini del año pasado no te queda igual de bien por esos dos o tres kilos o incluso más que has cogido durante el invierno. Entonces nos entran las prisas y queremos perder de golpe ocho kilos en un tiempo récord y empezamos a buscar desesperadamente dietas milagro en Internet y productos naturales que prometen perder líquidos o saciar. Nada de esto funciona al menos a largo plazo, solo obtendrás un efecto rebote brutal que solo conseguirá desanimarte. Sin embargo incorporar algunos nuevos hábitos si funciona.
Y es que no hay milagros ni secretos para controlar nuestro peso, se trata de mantener hábitos saludables durante todo el año, pero si no los tenemos debemos ir cogiéndolos poco a poco y no de golpe, tal y como explica en Telva, la bióloga Tamara Pazos, especialista en neurociencia.
El truco está en ir repitiendo actitudes hasta convertirlas en hábitos diarios, tal y como apuntan desde la revista Saber Vivir, «en la inmensa mayoría de los casos, la obesidad no se hereda sino que es el resultado de repetir costumbres que los expertos califican como obesogénicas, es decir, capaces de favorecer la obesidad».
Desde Telva proponen algunos hábitos para perder peso que sí funciona. El primero de ellos es depurar nuestro organismo con vegetales. Para ello, la nutricionista Elisa Blázquez recomienda empezar el día añadiendo algo de fruta fresca en el desayuno, acompañar la comida con una ensalada y proteína e incorporar verduras al vapor o cremas por la noche, eso si vegetales enteros, con toda su fibra y evitando los zumos.
Algo que sin duda nos va a ayudar en nuestro objetivo de pérdida de peso es conseguir un déficit calórico, es decir, consumir menos de lo que gastamos. «No te vuelvas loca contando calorías, simplemente analiza qué comes y cuánto te mueves para ver qué más puedes hacer para crear ese déficit calórico de manera saludable», explican.
Y, por supuesto, cuidado con los picos glucémico. Si consumimos mucha azúcar o abusamos de ultra procesados, corremos el riesgo de sufrir esos picos que nuestro organismo no suele quemar y esa glucosa se acumula en forma de grasa que hará que no bajemos de peso sino todo lo contrario. También olvídate de los refrescos, el café y el alcohol por muy duro que te parezca y mucha vida social que tengas, sustitúyelos por agua e infusiones, eliminaras líquidos y le ahorrarás a tu organismo un montón de calorías vacías.
Procura cocinar todo lo que comas ya que cuando tienes que hacerlo recurres a soluciones fáciles cómo el wok y sobre todo con cocciones sencillas e ingredientes naturales que son los que te ahorran más tiempo en la cocina. Además así evitarás consumir precocinados y alimentos ultra procesados.
Cena al menos dos horas antes de irte a la cama y procura descansas bien ya que «los niveles más altos de melatonina que se activan durante la noche, mientras dormimos, están directamente relacionados con el apetito ya que actúan sobre una parte del hipotálamo encargada de inhibir el hambre», explican. Por último intenta relajarte, el estrés solo conduce a tener hambre emocional y esta te hará comer inmediatamente y sin control.
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