La cantante española, entre risas y sin una sola pizca de arrepentimiento por ello, confesó que mientras vivía con su esposo y durante el confinamiento en 2020, había presentado una demanda de divorcio. Natalia Jiménez aprovechó este tiempo de aislamiento, aunque viviesen juntos, para reflexionar sobre su futuro y tomar decisiones significativas para su bienestar emocional.
Tras esta decisión, la artista decidió tomarse un tiempo para sí misma y vivir sola en otra casa durante unos meses hasta que reorganizase todo de nuevo. Este período le permitió estabilizar sus emociones y ajustarse a su nueva situación. Finalmente, Natalia Jiménez tomó la decisión de iniciar una nueva vida y mudarse a Miami, donde buscó un nuevo comienzo lleno de posibilidades, tanto musicales como de relaciones.
Un aspecto curioso que destacó, es que además de vivir juntos cuando interpuso la demanda de divorcio, es que su exmarido también había desempeñado el papel de su productor musical en el pasado, es decir, que habían trabajado codo a codo y él manejó la carrera de la artista durante un tiempo. Esta dualidad en su relación, tanto personal como profesional, añade una capa intrigante a la historia de Natalia Jiménez que ahora cuenta con gran sentido del humor.
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