No es raro encontrar que con el comienzo del año, muchas personas se plantean nuevas metas como dejar de fumar, escribir un libro o aprender idiomas. Sin embargo, hay otras que apuestan por proyectos mucho más ambiciosos como el hecho de cambiar de trabajo y dejar atrás ese proyecto que ya no les interesa demasiado.
Siempre Lógica ha realizado una encuesta poblacional en la que uno de cada cuatro españoles afirma que les gustaría cambiar de trabajo y que, además, pretende hacerlo en este nuevo año. Esta cifra aumenta considerablemente en trabajadores con alta cualificación y en empleados administrativos representando así el 31%. Linkedin, la red social por excelencia de búsqueda de empleo, manifiesta que las personas que desean cambiar de trabajo alcanzan el 58%.
De hecho, si hay un buen momento para lanzarse al cambio ese podría ser el comienzo de año, ya que según el portal Universia los meses de enero y febrero son los mejores para buscar empleo, ya que las empresas han tomado consciencia de las necesidades que necesitan su compañía y sus empleados, tras hacer un balance con el cierre del año y el nuevo.
Aun así, hay algo que siempre acaba frenando la búsqueda de nuevas oportunidades, incluso cuando no están a gusto en el que están. Es cierto que el escenario actual no es el más alentador puesto que el mercado laboral ahora es bastante incierto a causa de la situación económica y, por ende, tenéis a agarraros a algo estable autoconvenciéndoos con el dicho popular de «más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer». Sin embargo, hay otros motivos de peso que explican porque las personas piensan tantas veces las cosas a la hora de aplicar en una oferta de trabajo o de querer cambiar a otro sector.
La revista El País S Moda ha hablado con varios expertos para arrojar un poco de luz a este tema. Elena Alameda psicóloga experta en relaciones laborales y empresariales afirma que los “seres humanos” persiguen “la estabilidad” y todo aquello que le resulte “conocido”. Cualquier decisión que implique cambiar el día a día y lleve a ponerse contra las cuerdas siempre genera “estrés” y “angustia”. En esos momentos, cualquiera busca “ponernos a salvo”. Este cambio podría suponer salir del“estado de confort”. Por eso, no es raro que cueste tanto tomar la decisión de cambiar de empleo, incluso cuando ya es una decisión muy meditada.
Según Bernando Ruiz, psicólogo en Menttum, lo más normal es tener sentimientos encontrados, ya que lo habitual es que la motivación y la “ilusión por iniciar algo nuevo” se mezclen con el miedo a “no saber si se dará la talla en el nuevo puesto”.
Rafael San Roman, otro psicólogo experto en el bienestar emocional, puntualiza en que no todas las situaciones son iguales y que es necesario diferenciar entre aquellas en las que la decisión de cambiar de trabajo se hace teniendo empleo y aquellas otras en las que dan puerta a su actual puesto para posteriormente buscar nuevas oportunidades.
Los expertos también coinciden en que la adaptación al nuevo ambiente laboral no es una tarea fácil, ya que eso supone adaptarse a nuevas dinámicas de trabajo, a nuevos roles, a la relación con tus compañeros… Todo ello teniendo en cuenta que en poco tiempo el empleado tiene que entender y adaptarse “a dinámicas personales” y corporativas que ya están muy consolidadas dentro de la compañía.
Para hacer la incorporación al nuevo puesto más llevadera, Elena Alameda recomienda aplicar en el día a día los siguientes consejos:
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