Y es que es bastante frecuente ver grupos de adolescentes en un parque compartiendo latas de este tipo de bebidas energéticas y lo más seguro es que ninguno de ellos sepa que su alto contenido en cafeína equivale a tomarse tres cafés seguidos.
En declaraciones a niusdiario.com Casabona explica que el problema con este tipo de bebidas empieza desde el nombre, que por otra parte, se han inventado los que las venden, «La OMS y los expertos preferiríamos que se llamaran bebidas excitantes», explica.
El experto alude a las altas dosis de cafeína como el factor principal que las hace tan peligrosas, pero además de la cafeína explica que «les ponen montones de otras sustancias cuyos efectos a largo plazo desconocemos: glucuronolactona, taurina o vitaminas B por un tubo (el 300% de lo que necesitaríamos en un día)… Es un cóctel que, si ya de por sí tiene altas dosis de cafeína, encima le ponen ginseng, guaraná, taurina, glucuronolactona y vitaminas en dosis elevadísimas…».
Respecto a las alteraciones que pueden ocasionar este tipo de bebidas en los más jóvenes habla de hasta cuarenta tipos de efectos secundarios entre los que están taquicardia, arritmias y palpitaciones además de insomnio, cefaleas, mareos e hiperactividad. También ansiedad, así como ictus, alteraciones del esmalte dental, carie, náuseas, vómitos, diarrea, además de riesgo de dependencia, por la cafeína, baja autoestima y fracaso escolar.
Y habla de la importancia de convencer a los menores de no consumirlas, «Hay que convencer a un menor de que son productos diseñados hace menos de 20 años para ganar dinero, engañar y estimular demasiado».
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