En una entrevista a El periódico Mediterraneo, el agricultor Vicent Eixea, que vive en Xilxes (Castellón) y lleva más de cuatro décadas produciendo melones en sus tierras, ha explicado en qué debemos fijarnos cuándo vayamos a comprar uno.
Lo primero que recomienda es comprar a vendedores de confianza, ya que «en el supermercado es fácil encontrarte con algunos que no tienen las características deseadas».
A la hora de elegir nuestro melón hemos de ver es que haya terminado su proceso de maduración y «eso se sabe por el color amarillo que tiene el pezón», explica. Que no esté amarillo del todo es un indicador de que aún le queda tiempo de estar en planta, por eso insiste en que, «antes de comprarlo tenemos que comprobar que la parte por la que se corta –aunque mida solo unos milímetros— sea amarilla; eso es lo fundamental».
Pero hay otra forma de saber si está en su punto,«dando unos golpes que tienen que sonar secos. Si hay eco es que no está como debe estar», explica. En este sentido la OCU aconseja algo más, apretar sus extremos, si está perfecto para comer, «la base cederá ligeramente y el otro extremo (el pedúnculo) se abombará un poco», explican.
Y otro factor que es importante según Eixea es el peso, «tiene que pesar porque se tiene que haber alimentado lo suficiente, aunque es cierto que se puede manipular el peso con nitrógenos que dan más tamaño, pero no más sabor», matiza.
Desde la OCU añaden otra recomendación a la hora de escoger nuestro melón, coger los que estén en la parte de arriba del montón ya que sufren menos golpes y suelen estar en mejores condiciones que el resto.
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