Y es que la mayoría de los azúcares naturales presentes en la fruta se encuentran en el líquido después de extraer la pulpa y la piel. Además, en el caso de los zumos que no son naturales, a menudo se añaden azúcares adicionales durante su elaboración, para mejorar su sabor y aumentar su vida útil.
Y es que tal y como explica en elespañol.com la dietista Concepción Martínez, «El zumo de naranja, si no es casero, además de tener un precio muy por encima del que debería, está más cerca de ser una golosina que una comida saludable. El casero también, ya que nos quedamos con lo peor de la fruta y prescindimos de la mayoría de sus beneficios».
Por eso la mayoría de los expertos abogan por tomar la fruta entera ya que esta contiene suficiente fibra como para moderar la absorción de azúcares. Tal y como explican desde okdiario.es, «La naranja entera contiene azúcar, pero se encuentra ligado a la fibra, la que ayuda a absorberlo lentamente y no produce picos de insulina. Realmente si quitamos la pulpa de la fruta, el azúcar produce un aumento de glucosa, que se transforma en grasa.»
La química y divulgadora científica Deborah García Bello explica en mejorconsalud.com que «Comerse tres naranjas consigue saciar mucho más (gracias a la fibra de la pulpa) que si nos bebemos un zumo hecho con tres piezas de naranja.»
En definitiva, comer una naranja entera es mucho mejor que tomarnos un zumo de naranja, ya que en el caso de la pieza entera se mantienen las vitaminas y la fibra dietética. «Al exprimir la fruta se pierden las pectinas, la celulosa y aumentan sus niveles de azúcar y sin embargo comer la pulpa de la naranja regula los niveles de azúcar en la sangre y nos permite aprovechar al máximo todos los nutrientes saludables que contiene», tal y como explican desde okdiario.com.
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