Este martes Jotha se convertía en el último expulsado de MasterChef 11, quedándose a las puertas de la final. Un concursante que ha dado mucho que hablar por reconocer abiertamente que sus compañeros no eran amigos, sino rivales, y no dudar en complicarles las pruebas cuando ha tenido ocasión.
Hasta el último momento ha sido protagonista. Durante la prueba de exteriores, para la que se desplazaron hasta el Hotel Echeurren de Ezcaray, en La Rioja, protagonizó un pequeño rifirrafe con otro de los aspirantes, Álex. Y es que Jotha se refería a sus compañeros como «los Cayetanos», un detalle que llamaba la atención del más joven.
«¿Que a mí me ha llamado Cayetano? Si yo no tengo dinero«, apuntaba Álex. «Para mí un Cayetano es un pijito rico, que viene de familia adinerada y tienen pastita«, explicaba Jotha, señalando que el entorno familiar de su compañero tenía dinero.
«Pero si mi familia no tiene dinero, son currantes. Mi padre, mecánico«, se defendía Álex. En ese momento Jordi Cruz recodaba al joven que sus abuelas le dijeron en su visita al programa que le iban a dar un piso cada una. «Sí, sí, mis abuelas tiene billetes, pero mis abuelas han currado toda su vida para tener billetes«, continuaba explicando Álex.
Jotha continuaba apuntando que su compañero estaba haciendo un curso de cocina que valía mucho dinero. «Una pasta, pero mi padre no para de currar en el taller para pagar la educación de su hijo«, agregaba el de Barcelona.
La polémica salta de MasterChef a las redes
Con la emisión del programa Jotha no desaprovechó la oportunidad de lanzar una pulla a su compañero. Este se encargó en su cocinado de preparar la merluza para un plato, si bien fue llamado la atención por lo maltratado que había dejado el producto tras limpiarlo.
«¿30 mil euros de curso y la merluza reventada? Ouuu yeahhh«, escribía Jotha en su cuenta de Twitter, mensaje al que respondía el propio Álex dándose por aludido: «Qué mala es la envidia«.
Más tarde el joven de 19 años quiso compartir un comunicado con el que explicaba los orígenes humildes y trabajadores de su familia que le habían permitido crecer y formarse en su terreno: «Yo trabajo todos los fines de semana en un restaurante. Mi padre y madre de 8 a 20 de lunes a sábado en su propio taller. Mi hermano de 9 a 21 de lunes a sábado. Mis abuelos desde los 14 años hasta la jubilación cuando no tenían ni donde dormir por la pobreza y tuvieron que marchar de su pueblo en busca de trabajo como podían. Gracias a toda mi familia puedo estudiar mi profesión, a partir de ahí decir lo que os de la gana«.
