El primero y más evidente es que puede ayudarte a reducir el estrés y la ansiedad. Desde la web de Telecinco aluden a un reciente estudio que explica que masticar chicle puede llegar a reducir en un 17% el nivel de ansiedad, siendo este un método barato y efectivo para reducir el nivel de estrés.
Y de nuevo un estudio, en este caso de 2015, que explica que masticar chicle está asociado «con mejoras de la productividad y errores cognitivos reducidos durante el trabajo». Es decir parece que puede mejorar las funciones cognitivas, «mejora nuestra memoria a corto plazo y aumenta la atención mientras estamos masticando», explican.
Sin embargo no todo es positivo con respecto al hábito de masticar chicle. El primero es que si este es con azúcar, será fatal para nuestros dientes, ya que a las bacterias que viven en nuestra boca les encanta el azúcar. Además, si lo hacemos con frecuencia, nuestras mandíbulas pueden salir perjudicadas ya que «el mascado constante, sea de lo que sea, puede provocar dolores de cabeza y en la mandíbula, además de lesiones en la articulación temporomandibular». Además puede causar molestias en el estómago, ya que al mascarlo estamos metiendo gran cantidad de aire en el mismo, ocasionándonos gases y dolor abdominal.
MÁS SOBRE: