«Yo tenía todas las premisas para ser carne de cañón. Era gordo, tenía las orejas de soplillo… Conmigo se han metido por todo», le confesaba a Casado. Además, cuando la presentadora le preguntaba si lloraba cuándo se metían con él, este añadía: «Yo intentaba no llorar delante de los niños porque uno intenta hacerse el fuerte, pero la procesión va por dentro».
Contó también que al principio se lo contaba a su madre y a su abuela con las que se crio, pero que luego decidió no contarlo porque era otra época y ellas no sabían cómo ayudarle. «Probablemente porque les faltaban herramientas con las que saber qué hacer», trató de justificarlas María Casado.
Cuando la presentadora le preguntó sobre qué le salvó de todo ese sufrimiento, Montes contestó que fue el deporte, que le ayudó a adelgazar y entrar en los cánones de la época. En ese momento la periodista empatizaba totalmente con él y le explicaba: «Yo era gordita también ¿Sabes que decía mi abuela? ‘Esa niña es de hueso ancho», recordaba muy seria. El cantante le ponía algo de humor diciendo: «yo igual, yo decía que estaba rellenito de amor, que es básicamente lo que decía tu abuela para ti». Además, reconocía que no se sentía tan gordo, simplemente «un poco pasado de peso».
Y precisamente sobre el sentido del humor hablaron y si le ayudó en esos momentos. «Es que al final no lo dejan a uno ser cómo es. No tienes ganas de ser tú», contestaba el de Pan Bendito.
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