Luitingo fue el gran protagonista de la última gala de Gran Hermano VIP. El artista sevillano fue el expulsado de la noche después de recibir un 63% de los votos en contra frente al 30% que obtuvieron Carmen Alcaide y Lura Bozzo y como tal, tuvo que dejar atrás la casa de Guadalix de la Sierra y dirigirse hasta Madrid para dar la cara en el plató de Mediaset regentado por Marta Flich donde, además de la conductora del formato y algunos compañeros expulsados antes que él, le esperaba también su padre, una de las personas más importantes para la vida de Luitingo.
Y el artista se dejó llevar por la emoción. Desde que, todavía desde lejos, Luitingo pudo ver a su padre, la emoción se apoderó de él y no pudo hacer otra cosa que correr hacia su progenitor. Luitingo se dejó llevar por las ganas de abrazarle y decidió bajar las escaleras de Telecinco corriendo con tan mala pata que, cuando llegó a abajo, tropezó con el escalón que permite subir al escenario principal y sufrió una aparatosa caída.
Por suerte, todo se quedó en un susto. Luitingo estuvo rápido y aterrizó con las manos y las rodillas y no tuvo que lamentar daño alguno. Eso sí, el ya exconcursante del reality pasó unos breves minutos de vergüenza y tuvo que enfrentarse, primero al susto y después a la risa cómplice de quienes le esperaban en el plató.
«Encima de expulsado, me caigo», dijo en voz alta él cantante de Operación Camarón para hacer broma del momento tan incómodo que le tocó protagonizar. «¿Estás bien? ¿Casi te dejas los dientes?, le preguntó de inmediato Marta Flich para cerciorarse de que, como finalmente mostró el artista, todo había quedado en una anécdota.
Jessica Bueno, la otra protagonista junto a Luitingo
Y aunque Luitingo fue el protagonista de la noche en el plató de Mediaset por su expulsión, caída y posterior reencuentro con Pilar Lori, con quien empezó lo que parece ser una relación en la casa de Guadalix, Jessica Bueno fue la que se llevó todo el foco en la sierra madrileña.
La modelo se gastó 75.100 euros del premio final que, hasta ahora, pertenece a todo el grupo de concursantes, en cumplir uno de sus grandes deseos: poder tener noticias de sus hijos. «No me van a hacer sentir culpable. La primera que se siente culpable de haberse acabado todo este dineral soy yo. He sido de las primeras que he dicho que el premio no se iba a tocar. Lo que pasa es que aquí están en juego mis hijos y no voy a permitir que ganasen como siempre ellos. Pues vamos a jugar, ¿no?», ha sostenido la concursante después de gastarse un buen pico de un premio que queda ahora en 42.600 euros.
