Según una vieja creencia, justo antes de fallecer, vemos toda nuestra vida pasar. Nuestros recuerdos se agolpan recorriendo nuestra mente en tan solo unos instantes…
Y precisamente esto es lo que han podido comprobar un grupo de científicos, respondiendo a la vieja pregunta de qué es lo que pasa en nuestra mente antes de morir.
En el estudio, publicado en la revista científica «Frontiers in Aging Neuroscience», se detalla cómo el cerebro experimenta una enorme tormenta de recuerdos.
El equipo de neurocirujanos, capitaneado por Ajmal Zemmar, ha podido demostrar el comportamiento de las ondas cerebrales de un paciente de 87 años que fallecía repentinamente.
¿Sabías que…
Al morir se produce primero un paro respiratorio al que le sigue un paro cardíaco. La actividad del cerebro disminuye y, de 4 a 6 minutos después, quedará dañado irreversiblemente. Y es durante esta franja de tiempo cuando en el cerebro se producen alucinaciones como la luz al final del túnel o la sucesión de imágenes de los seres amados.
Los expertos no contaban con investigar este asunto, sin embargo, tuvieron la oportunidad de registrar los datos que después han servido para este propósito.
El anciano sufrió un infarto fortuito que acabo con su vida. De esta manera, el equipo pudo analizar el comportamiento en tiempo real de un cerebro moribundo.
Entre sus conclusiones destaca que el cerebro, minutos antes de morir, sigue unos patrones muy similares a los que se registran durante el sueño o los recuerdos.
«Si tuviera que saltar al ámbito filosófico, especularía que si el cerebro hiciera un flashback, probablemente le gustaría recordarle las cosas buenas, en lugar de las malas», ha asegurado Ajmal Zemmar
«Lo que es memorable sería diferente para cada persona», indicaba en relación a que los recuerdos son únicos para cada ser humano.
Lo que por el momento parece una incógnita es si esos recuerdos son felices o se trata simplemente de momentos aleatorios que recupera nuestra mente.
El estudio demuestra que, unos 30 segundos antes de que se detenga el corazón, las ondas cerebrales siguen los mismos patrones que otras tareas exigentes. La actividad cognitiva es similar a la de la concentración, el sueño o el recuerdo de sucesos del pasado.
Ya sin riego sanguíneo, el cerebro continúa teniendo mucha actividad durante otros 30 segundos más, hasta que finalmente deja de funcionar, momento en el que se certifica la muerte.
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