Cada uno de los pies de tu bebé tiene 26 huesos, 33 articulaciones y más de cien tendones, músculos y ligamentos, tal y como explica Armando Bastida, enfermero en pediatría y padre de tres niños: «Estamos delante de una auténtica obra de ‘ingeniera evolutiva’ diseñada para caminar por los terrenos más insospechados y transmitir información al cerebro del suelo que pisa«.
Nuestros antepasados caminaban sobre cualquier superficie e incluso trepaban a los árboles hiciera sol, frío o lloviera. Sin embargo, ahora los movimientos de nuestro pie, dentro de un zapato, son muy limitados. Y es que caminar descalzos permite estimular y trabajar aquellos músculos que se encuentran anulados o atrofiados por la utilización continua de los zapatos.
Meter el pie de tu niño en un zapato es limitar su movimiento y no dejarle caminar tal y como lo haría con los pies libres, y más con una suela dura y poco flexible que le agarra el tobillo.
Así que la recomendación de este profesional es dejar a nuestros peques descalzos para que experimenten diferentes superficies, césped, arena, barro y por supuesto el suelo de casa.
Conseguirás que se desarrolle mejor su pie al adoptar muchas posturas diferentes. Andar descalzo le permitirá hacer gestos que con zapatos difícilmente hará, además fortalecerá sus pies y tobillos y estará mejor preparado para caminar, correr y saltar.
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