Efectos de caminar hacia atrás

Los beneficios de caminar hacia atrás que debes conocer (y no son adelgazar)

La llamada 'marcha atrás' tiene unos efectos hasta ahora poco conicidos

Sandra Escobar

Si en estos últimos días te has encontrado a una o varias personas caminando hacia atrás en el parque o el gimnasio, no te asustes. Esas personas no están locas y tú no estás viendo visiones. Se trata de una forma de hacer ejercicios que, según varios estudios, es mucho más beneficioso de lo que parece.

A simple vista uno puede pensar que caminar al revés puede hacerte quedar de idiota, pero nada más lejos. Grayson Wickham, fisioterapeuta de Lux Physical Therapy and Functional Medicine en Nueva York, es uno de los expertos que defienden esta práctica.

«Creo que es increíble añadir un poco de movimiento hacia atrás a tu día», cuenta a la CNN. Un estudio publicado en la National Library of Medicine en marzo de 2021 se demostró que 30 minutos seguidos de esta caminata durante cuatro semanas tuvo aplaudidos efectos.

Entre ellos, los participantes en el estudio que practicaron esta ‘marcha atrás’ vieron cómo aumentaron su equilibrio, su ritmo de marcha y su aptitud cardiopulmonar. Pero aún hay más ventajas de practicar este ejercicio.

Los efectos de caminar hacia atrás

Los expertos no mienten y los resultados tampoco. No os vamos a engañar, porque sí, caminar hacia atrás también ayuda en el proceso de adelgazar, ya que se trata de un ejercicio aeróbico.

De hecho, según el doctor McNamara, hacerlo de esta forma aumenta un 40% el gasto de calorías. Pero este no es su único beneficio para la salud:

  • Fortalece las rodillas: es uno de los ejercicios que ayudan a prevenir las lesiones en esta zona y, por tanto, fomenta el fortalecimiento de esta articulación.
  • Ayuda con la fascitis plantar: al caminar de una forma diferente a la normal, ayudas a reducir el dolor en la planta del pie y el talón.
  • Mejora la lumbalgia: paseando al revés se activan músculos que sostienen la columna lumbar.
  • Mejora el equilibrio y la estabilidad: al caminar así ejercemos un esfuerzo mayor, aunque no lo creamos, y este esfuerzo extra llega a nuestro cerebro, que potencia nuestro equilibrio y nos ayuda a reducir el riesgo de caídas.
  • Reduce la carga en las articulaciones: damos pasos más cortos y frecuentes, lo que propicia a una mejor resistencia de los músculos.

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