Eso sí, seas de esas que son adictas al corrector de ojeras y lo utilizan en su día a día incluso sin nada más de maquillaje o de las que solo lo usa en casos muy puntuales, debes saber que aplicarlo bien es todo un arte que todo el mundo debe conocer para no acabar luciendo un rostro enmascarado o que de el aspecto de apelmazado.
Toma nota porque esta es la única forma correcta de aplicar el corrector en una rutina de maquillaje, tal y como señalan los expertos de casas tan icónicas como Maybeline y L’Oreal.
No vale cualquier corrector para cualquier topo de mancha ni tampoco para cualquier tono de piel. Esto es lo primero que debes saber cuando vas a comprar este producto y, sin embargo, es una cosa que muchas mujeres pasan por alto cuándo van a un establecimiento especializado en busca de algo que las ayude a ocultar sus bolsas y ojeras.
Para encontrar el color y el formato ideal de corrector se deben tener en cuenta dos variables: el tono de la piel y el tipo de esta. En cuanto al color, el tipo de elección es sencilla: escoge un tono igual al de la piel de tu rostro o en su defecto, uno un poco más claro, pero no mucho. Jamás optes por uno más oscuro, ya que esto resultará contraproducente. Es mejor no usar corrector que llevar uno que te haga parecer un panda. Igualmente, no debes pasarte de claro, ya que puede parecer que te has ido a esquiar y tienes la marca del sol o que te has puesto un antifaz blanco.
En cuanto al tipo de piel, debes saber que si tienes muchas manchas, granitos muy marcados o unas ojeras muy pronunciadas, lo mejor es que optes por un corrector de textura más grasosa y densa.
Si tus manchas son más tenues y apenas tienes granitos o estos son muy pequeñitos, debes optar por un corrector con una textura mucho más ligera. Igualmente debes decantarte por este tipo de producto si tienes arrugas, ya que un corrector de ojeras más denso puede apelmazarse y acabar marcándote más las imperfecciones.
Con un producto específico —recuerda que la piel de esta zona es mucho más fina y sensible que la del resto del rostro— hidrata bien la ojera y el párpado. Puedes utilizar un sérum o un contorno de ojos hidratante. Lo único que importa es que el producto sea específico para tu tipo de piel.
Al contrario de lo que hace mucha gente, el corrector de ojeras debe aplicarse después de la base de maquillaje. Eso sí, aunque esta llegue en un paso previo, cuando estés repartiéndola por el rostro debes evitar las zonas en las que después aplicarás el corrector para así no crear una doble capa que acabe dando la sensación de pegote sobre la piel.
El siguiente paso es ya ponerse en marcha con el corrector. Aplica poca cantidad de producto debajo de las ojeras y en el lagrimal y difumínalo con mimo de manera que se quede totalmente integrado en el rostro y con el resto de la base de maquillaje. El difuminado puedes hacerlo tanto con los dedos como utilizando una brocha específica para corrector o una esponja. Si usas la esponja, recuerda que esta debe estar húmeda.
Una vez esté cubierta la zona de las ojeras, es el momento de pasar a los granitos y las manchas. De igual manera que con las bolsas, debes difuminarlo con cuidado y procurar que se integre con el resto de la piel. En este punto debes tener en cuenta que, si tienes más de un corrector, es el momento de sacarlos a todos a jugar, ya que dependiendo del color de cada uno, tendrás mejor o peor cobertura sobre cada imperfección. Eso sí, si decides utilizar un corrector de un tono distinto al de tu piel, ten en cuenta las cantidades. Si te pasas, se verá una mancha morada, verde o amarilla que te podrá destrozar el maquillaje.
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