Quizá año tras año hayas notado que en estas fechas te irritas con más facilidad, aunque a lo mejor no le has dado mucha importancia al asunto o no te habías parado a pensar por qué te sucede esto a ti y al resto del mundo. Y es que hay muchas causas que hacen que tus niveles de estrés aumenten estas semanas.
En primer lugar, la presión por encontrar los regalos perfectos, planificar cenas con mucha gente de distintos grupos o círculos y decorar tu casa son una carga considerable aunque le restes importancia. La expectativa de tus amigos o familiares de recibir un buen regalo o una celebración de lo más extravagante a menudo genera mucha ansiedad, y más ahora que los presupuestos son algo más ajustados.
La temporada navideña también suele ir acompaña de un aumento de responsabilidades laborales y sociales, lo que puede generar una sensación abrumadora de falta de tiempo que te hace sentir que no llegas a nada aunque no tengas ni tiempo para ti mismo.
Tener unas navidades de ensueño es algo que está demasiado idealizado. Las películas románticas y alegres típicas de la época, las redes sociales y el qué dirán es algo que nos ha hecho mucho daño y no nos deja ser realistas con nuestras posibilidades y sobre todo con nuestro bienestar.