La Organización Mundial de la Salud, se ha hecho eco de varios estudios médicos que certifican los alimentos que pueden suponer un factor de riesgo a la hora de poder desarrollar un cáncer.
A los factores de riesgo que suponen el tabaco y el alcohol, se suma ahora la carne procesada o roja, que puede incrementar el riesgo de sufrir cáncer de intestino.
Y no es necesario que se coma de forma moderada para evitarlo, sino que pequeñas cantidades son suficientes para aumentar el porcentaje.
Son datos obtenidos de varios estudios de la unidad de epidemiología del cáncer de la Universidad de Oxford. La muestra se ha realizado a medio millón de participantes británicos de entre 40 y 69 años.
La Organización Mundial de la Salud ya había dictaminado hace 8 años que la carne procesada debía entrar a formar parte del grupo 1 de sustancias cancerígenas, en el que ya se encuentran el tabaco, el alcohol, el arsénico y el amianto.
«Para un individuo, el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal por su consumo de carne procesada sigue siendo pequeño, pero este riesgo aumenta con la cantidad de carne consumida», añade el doctor Kurt Straif, jefe del Programa de Monografías de la IARC.
Además de la carne, hay otro ingrediente muy común en algunos alimentos procesados: el jarabe o sirope de maíz que posee un alto contenido en fructosa. Lo encontramos en zumos industriales, refrescos, helados, galletas, golosinas, mermeladas, bollería, salsas de tomate, cereales, aperitivos salados o las «nutricionalmente condenadas » salchichas.
El alcohol es el causante del 4% de los diagnósticos de cáncer en el mundo: aproximadamente 750.000. El consumo leve y moderado de esta sustancia legal representó el 100.000 de ellos, siendo los más habituales los cánceres de esófago e hígado y, en las mujeres, el cáncer de mama.
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