La película cuenta la historia de Carla, una rebelde adolescente de 14 años que vive junto a su madre, madre soltera, en un viejo restaurante de carretera. Carla falta a clase con frecuencia y pasa la mayor parte de su tiempo junto a su amigo Efraín.
En medio de este panorama la trabajadora social se da cuenta de que la joven está embarazada de cinco meses y Carla es ingresada en un centro para madres menores de edad cuyo nombre da título a la película. Allí se enfrentará junto a otras jóvenes con sus bebés, a un mundo de adultos para el que sin duda aún no están preparadas.
La madre en la vida real de la joven reconoce que cuando leyó el guion de La Maternal se echó a llorar, no por imaginarse a su hija protagonizando la historia sino «por lo que iba a contar en esa película. Era mucho más que por su embarazo. Yo también he sentido esos prejuicios sociales hacia las mujeres de los que habla la película».
Irene Roqué, directora de casting de la película descubrió a Carla a través de su Instagram, donde suele subir sus coreografías como bailarina. «El baile es lo que a mí me llena y es mi vida. El equipo de casting de la película vio uno de mis vídeos, les gusté y me propusieron hacer una prueba que al final fue muy bien», explicaba a publico.es.
Un trabajo que se tomó con mucha normalidad a pesar de no ser algo cercano, ya que no había vivido una situación parecida en su entorno: «Al principio reconozco que me costó, pero siempre me agarré a que si me habían seleccionado era porque me veían con la capacidad de interpretar al personaje», explicaba en la misma entrevista, en la que también habla de la importancia de la educación sexual en estas edades: «en la escuela nunca me habían dado una conferencia tan educativa. Es decir, siempre te lo explicaban de forma exagerada, no se lo tomaban tan en serio. Hablar con otras mamás adolescentes en el set y el apoyo de mi mamá, Pilar, me ayudó mucho».
Además, Carla Quilez se plantea la posibilidad de que la película se pasara en los institutos, «Solía pensar: ‘Ojalá publicaran mi embarazo’. Pero no porque estuviera en una película, sino porque es un tema que nos choca a nuestra edad y debería contarse más.» Algo que no estaría de más si tenemos en cuenta un reciente estudio del Ministerio de Sanidad, al que hace referencia elpais.es y que que concluye que «los adolescentes piensan que la educación sexual es escasa, está fragmentada y está, excesivamente, centrada en la genitalidad.»
En declaraciones al mismo medio, María Antonia Morillas, directora del Instituto de las Mujeres, habla de la ausencia de este tipo de educación (sexual) en los colegios e institutos: “Su presencia en las aulas es anecdótica y depende, en muchos casos, del voluntarismo de los equipos docentes. Pero la realidad muestra que es necesario que esta materia se incorpore de manera efectiva en todas las etapas educativas y de manera obligatoria”.
Y es que desde el Ministerio de Sanidad explican que «un 58,1% de chicos y un 59,8% de chicas inician sus primeras relaciones sexuales entre los 15 y 16 años… El 60,2% de los chicos de entre 16-17 años utilizaron alguna protección para evitar un embarazo no deseado en su primera relación con penetración. En cambio, las chicas los utilizaron menos, en un 49,9%. Todavía hay jóvenes que no se protegen».
Hablan también de la importancia de comunicarse y negociar cómo queremos que sean nuestras relaciones sexuales a esas edades: «Da igual quién sea nuestra pareja, chico, chica, estable, esporádica… lo importante es decidir conjuntamente el método de prevención que vamos a utilizar».
Por su parte la pedagoga especialista en neuropsicología educativa Ana López se refiere en la importancia de, en los casos en que una adolescente decide ser madre, tener el apoyo, como ocurre en la película, de asociaciones o grupos de madres que estén en situaciones similares, y “considerar que hay profesionales que nos dedicamos a ayudar a gestionar todo tipo de situaciones”.