Más allá de las interpretaciones que cada uno hace sobre este concepto, el INE ha definido este sentimiento de felicidad tartando de dar respuesta a la siguiente cuestión: “¿Con qué frecuencia se sintió feliz?”. De estas mediciones, se ha extraído que el número de personas que se ha sentido feliz “siempre” o “casi siempre” ha sido mayor a medida que ha aumentado su nivel de ingresos. De esta forma, un 70,7% representan aquellas personas con ingresos altos frente a un 61,3% que obtienen rentas más bajas.
Estos datos varían si se tiene en cuenta la variabilidad del sexo, ya que el 68,4% de los hombres poseen este sentimiento frente a un 66,2% de las mujeres. La edad es otra variable que también tiende a ennegrecer esa percepción y entre las personas encuestadas de más de 65 años, sólo un 62,5% consigue sentirse plenamente feliz. Algo que llama la atención ya que suele ser el grupo de la población que mayor cantidad de tiempo libre dispone.
Justo, el tiempo disponible para el ocio ha sido otra de las variables que se ha tenido en cuesta en la encuesta. En este aspecto, se han observado grandes diferencias en la edad, ya que las personas de entre 30 y 44 años han dado un aprobado raspado, es decir, han puntuado con un 5,3 sobre 10 a este indicador, frente a las personas mayores de 65 años que se han mostrado más optimistas valorándolo con 7,7 puntos.
A rasgos generales, esta encuesta presenta datos más favorables que en 2021, ya que el porcentaje de personas que estaba en una situación de pobreza ha descendido de un 8,3% a un 7,7%. Aunque, el nuevo arquetipo del INE, que tiene en cuenta la salud y la calidad de vida, recoge que los hogares con menos ingresos son los grandes perjudicados, lo que desencadena en que acudan con poca frecuencia a los médicos especialistas, no presten tante atención a comer de forma saludable diariamente e incurran en prácticas nocivas para la salud como fumar y beber alcohol.