Los hechos sucedieron la pasada noche del sábado 12 de agosto. Al parecer, el animal de tan solo un año y cuatro meses habría desaparecido misteriosamente de la puerta del supermercado, en el que el padre de Julen le dejó atado apenas unos minutos para entrar a comprar unas cosas.
La sorpresa se la llevaron al salir, al ver que no había ni rastro de la mascota. Desde ese momento, se inició una intensa búsqueda para encontrar al animal y las redes sociales fueron una gran fuente de divulgación.
Valdés recurrió a ellas para publicar una foto del perro junto con un pequeño texto en el que se podía leer: «Perro robado sobre las 20.45 horas en el Eroski de Trintxerpe, si alguien lo ve por favor que se ponga en contacto conmigo”.
Esta publicación empezó a compartirse casi al instante y uno de los primeros mensajes que recibió Valdés localizaba a Zoro en la zona de Tabakalera en torno a las 2:30 horas de la madrugada. La descripción que se daba del propio animal coincidía con la mascota de Julen.
Al parecer, la chica que le escribió por Instagram le comentó que había visto una persona con un perro y que le resultaba curioso porque nunca antes le había visto con una mascota. Eso unido a que la descripción de la mascota coincidía fueron claves para dar con su paradero.
Zoro y Julen protagonizaron un encuentro de lo más emotivo y es que el perrete nada más verle se le echó encima. El dueño, emocionado con el reencuentro, admitía que había llorado más que en toda su vida, según había desvelado a Nius Diario. De hecho, los agentes que habían realizado todos los trámites para confirmar quién era el dueño, no tuvieron dudas cuando vieron a Julen reencontrarse con su perro Zoro.
Además, el perro se encontraba un poco asustado y hambriento, aunque después de ver a su dueño fue poco a poco recuperándose. Julen aseguró que los dos primeros días se le notaba más bajo de ánimo, pero que unos días más tarde Zoro volvía a ser «el de siempre».