Es tan sencillo como expresar pensamientos, experiencias, reflexiones o hábitos y entre sus beneficios está una mejoría en nuestro sueño, un aumento de la creatividad y menos estrés. «Incorporando cinco minutos de journaling a nuestra rutina, miraremos al día de otra forma», explican desde revistagq.com.
No hay un plan fijo en esto, cada uno debe descubrir sobre qué le resulta más beneficioso escribir: proyectos, lo que hemos hecho durante el día, nuestros miedos o nuestras esperanzas, no a todos nos vale lo mismo. Podemos hacerlo en un cuaderno o en word, lo que nos sea más sencillo y bastará con dedicar entre cinco y veinte minutos al día, sin forzar.
Desde el mismo medio hablan de la importancia de ser constantes a la hora de practicar este hábito, ya que si lo somos notaremos el cambio en pocas semanas, y añaden, «no tenemos por qué escribir cada día pensamientos profundos, ni darle demasiadas vueltas». Si estás decidido a empezar a practicarlo debes establecer un horario para escribir al menos diez minutos y dejar que tus pensamientos fluyan, así de sencillo.
Seguir esta pequeña guía puede servirte: primero pensar si tienes algo que agradecer hoy, nombrar algo por lo que te sientas orgulloso, poner nombre a aquello que te apetece hacer hoy y por último a aquello de lo que necesites desprenderte.
Respecto a la efectividad de esta práctica tiene que ver con que es una manera de permitirnos explorar nuestras emociones y pensamientos sin sufrir ningún prejuicio. «Escribir sobre nuestros miedos, sueños, frustraciones o éxitos nos ayudará a conocernos más a nosotros mismos, porque empezaremos a ver ciertos patrones en nuestros comportamientos o forma de pensar». Además estimula la creatividad y fomenta el autodescubrimiento y el desarrollo personal.
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