Jorge Javier Vázquez se emociona al conocer el testimonio de un colaborador en Sálvame

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El programa de Sálvame de este pasado martes ha estado marcado por la lágrimas que ha soltado en directo Jorge Javier Vázquez. Todo comenzaba cuando en el programa aparecía Miguel Frigenti.

El motivo que llevó al toledano al espacio era para mantener una sesión de coach con Cristina Soria. Posteriormente, Frigenti se sentaba con el presentador y  se sinceraba con él tras la agresión que sufrió este pasado fin de semana con Jacobo Ostos. «Me sentía culpable, pensaba que el revuelo lo había armado yo. Fue muy injusto, me sentí ridiculizado y tampoco supe como reaccionar«, reconocía.Aunque lo más duro de todo fue cuando reconocía de que durante su infancia sufrió bullying en el colegio.

Los duros testimonios de Miguel Frigenti

Según le contaba a Oria durante la sesión de coach es que los recros para él eran «un martirio» y es que contaba que en esa época muchos de sus compañeros le increpaban: «Un día los profesores hacían guardia y no hicieron nada (…) Mis hermanos lo veían, pero no me ayudaban”.

A la hora de recibir agresiones, Miguel Frigenti contaba lo siguiente: «Me quedaba paralizado, aguantaba el chaparrón, me iba y seguía con mi vida«. 

Pero si hay algo que llamó la atención de los espectadores y que impactó a sus compañeros fue el duro testimonio que compartía el colaborador: «Me visualizo cuando muera y visualizo un tanatorio vacío, tengo gente que me tiene cariño, pero voy por la vida solo«, soltaba de repente.

Jorge Javier Vázquez no puedo evitar llorar en directo

Después de escuchar las reflexiones que ha compartido Frigenti con Cristina Soria, el presentador de programa se emociona en directo. “Tengo ganas de llorar por ver esto”, y acto seguido comenzaba a llorar. El catalán reconocía lo siguiente: «Creo que, al final, es la historia de mucha gente».

«Aprendes a gestionarlo, pero la infancia define tu personalidad, no se supera«, le respondía el colaborador a Jorge Javier Vázquez.

Frigenti era el que se confesaba ante su compañero y le reconocía que él no podía llorar: «Vives aniquilado, con las emociones adormecidas, pero llega un momento que, por alguna razón, explota y es una liberación«.