Después de estudiar el genoma de animales muy longevos como la ballena de Groenlandia (con una esperanza de vida de 200 años) o la rata topo desnuda, de hasta treinta, este investigador piensa que en un futuro podremos frenar por completo el proceso de envejecimiento, algo para lo que antes habrá que descubrir como acabar con su efecto a nivel celular.
En una entrevista para el Scientific American explicaba, «Mi hipótesis es que tenemos un conjunto muy complicado de programas similar al de los ordenadores en nuestro ADN que nos convierten en seres humanos adultos…Pero quizá algunos de estos mismos programas, al continuar en la edad adulta, se vuelven perjudiciales». Por ello insiste en la importancia de aprender a reparar el ADN y a reprogramar las células, algo que cambiaría completamente el proceso de envejecimiento.
Para Magalhães en teoría en algunos años será posible reprogramar nuestras células para modificar los genes que intervienen en el envejecimiento y lo compara con el uso actual de algunos medicamentos como la penicilina, para curar enfermedades como la neumonía, algo que era impensable hace cien años.
En este sentido hace referencia a un compuesto llamado rapamicina al que considera bastante prometedor ya que alarga la vida entre un 10 y un 15 por ciento en animales, y está aprobado para uso humano, como en receptores de trasplantes de órganos. «Aunque tiene efectos secundarios«, explica. «Soy optimista y creo que desarrollaremos fármacos similares a las estatinas [que se toman a diario para reducir el riesgo de enfermedades cardiacas] que tomamos a diario con fines de longevidad. Si pudiéramos ralentizar el envejecimiento humano un 10% o incluso un 5%, sería increíble”.
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