La pareja comenzó su historia de amor en 2007 tras coincidir en un bar de Mataró donde Anna trabajaba como camarera. «Le eché el ojo y fue un flechazo mortal», explicaba Iniesta en Planeta Calleja, donde también contó que le hizo sufrir porque no le hacía caso y que le costó mucho conquistarla. «Me hizo sufrir porque no me daba bola. Lo mío fue un flechazo, pero ella se fue enamorando… y eso tiene un proceso», explicaba.
Desde Vanitatis cuentan la historia de la «otra parte». Anna explicó que se enamoró de él un día que Iniesta volvía de hacer una gira con el Barça por Japón. Allí los aviones se llaman Ana y él se acordaba mucho de ella cada vez que veía uno, así que le compró uno en miniatura y se lo llevó junto a una carta. «Se tiró dos horas de caravana para venir, darme eso e irse. Y en ese momento, después de haber estado dudando si ir o no ir, llegué a casa y le dije a mi hermana: me he enamorado». Cinco años después se casaron en Tarragona, en El Castillo de Tamarit, y forman una de las parejas más sólidas del mundo del fútbol.
La pareja tenía ya otros cuatro hijos: Valeria, de doce años, Paolo Andrés de ocho, Siena de seis y Romeo que tiene cuatro años, a los que ahora se suma la pequeña Olympia.
El de Olympia no es un nombre muy demandado en España, donde según el Instituto Nacional de Estadística 2.256 mujeres se llaman así. Canarias y Galicia es donde cuenta con mayor representación, sobre todo en mujeres con una edad media que supera los 55 años.
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