Para ello los investigadores del mismo analizaron «el tráfico de una red doméstica tradicional y verificó las amenazas asociadas a la ciberseguridad y privacidad de los habitantes», explican desde Wired.
En un artículo publicado en la Association for Computing Machinery, explican que «se encontró que en el ecosistema del hogar inteligente existen vulnerabilidades en la seguridad de la información. Con una recolección invisible, los datos pueden ser interpretados para mostrar las conductas de los habitantes de la casa».
El estudio encontró dispositivos vulnerables, además de uso inseguro de protocolos de red y exposición de datos confidenciales por parte de dispositivos del internet de las cosas (se analizaron 93 dispositivos de este). «Proporcionamos evidencia de cómo esta información se filtra en servidores remotos mediante aplicaciones móviles y SDK de terceros, potencialmente para la toma de huellas dactilares, vigilancia y seguimiento entre dispositivos», explican en In the Room Where It Happens: Characterizing Local Communication and Threats in Smart Home.
En el laboratorio del Internet de las Cosas de la Universidad de Northeastern, se estudiaron sensores de entrada, timbres, termostatos, bombillas, refrigeradores, cafeteras, lavadoras, cámaras de seguridad, bocinas, televisores, controladores de dispositivos inteligentes , además de impresoras y básculas. Pues bien, todos ellos interactuaron entre si y crearon «una huella de hábitos similar a la que se produce con los teléfonos y las redes sociales», explican desde Wired.
Y es que según explica el coautor del estudio y profesor de ciencias informáticas de la Universidad de Northeastern, David Choffnes, el principal factor de riesgo de espionaje es que creemos que los dispositivos no se conectan entre si y sin embargo, «Cuando un nuevo dispositivo electrónico se une a la red local de un hogar inteligente, reconoce otros dispositivos y obtiene información de ellos. El intercambio de datos se realiza sin que los usuarios lo sepan». Y añade que la invasión de la privacidad es uno de los mayores problemas, «Descubrimos que algunas apps aprovechan esto para recoger información con fines que no tienen nada que ver con su función», explica.
El objetivo del estudio es precisamente «advertir a los usuarios sobre la vulnerabilidad de los dispositivos inteligentes del hogar», ya que cuanto más conscientes seamos de los riesgos, las empresas estarán más motivadas para «implementar medidas adicionales de seguridad en sus productos». A su vez hablan de la importancia de adoptar protocolos de estandarización para los productos del Internet de las Cosas, para fortalecer nuestra privacidad. Se refieren a Matter, un lenguaje común utilizado por algunos dispositivos domésticos inteligentes con el que cada integrante de la red se debe autentificar antes de acceder, asegurando así la protección de su información, explican.
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