«Entre la cirrosis y la sobredosis andas siempre, muñeca«, comienza cantando Joaquín Sabina en uno de sus temas más famosos: Princesa. Un tema que fue publicado en 1985 y que formó parte del cuarto disco del ubetense, Juez y parte.
Las canciones del artista siempre esconden grandes historias y esta no es menos. La ‘princesa’ de Sabina tiene nombre y apellidos, Arianne Sved, una inglesa que vivía en Logroño y que le cautivó de tal manera que no le importó mucho estar casado, pues ambos tuvieron una aventura amorosa que se extendió cerca de un año.
No hace falta indagar mucho en la canción para darse cuenta de que la joven, 14 años menor que él, estaba enganchada a la heroína. No obstante, cuando años después se ha manifestado ha confesado que Sabina exageró la situación.
«La canción habla de mí, básicamente, aunque se permitió mucha licencia artística en la letra. Por suerte, nunca sufrí una sobredosis ni robé una farmacia como la protagonista de la canción. Conseguí desengancharme a tiempo«, reconocía esta en el blog Outside the blogs. Blogueando fuera del tiesto.
«Era una belleza pintada por Botticelli»
En su libro el cantante reconoció no solo la existencia de esa ‘princesa’, sino también que fue una aventura extramatrimonial. «Era una belleza pintada por Botticelli con la que me acostaba cuando iba a Logroño y con la que alguna vez me fui a un pueblecito perdido a pasar un fin de semana», se sinceraba.
No obstante, cuando Arianne Sved se mudó a la capital la perdieron las drogas, tal y como Sabina cuenta: «Luego se vino a Madrid y fue cayendo en picado. Eso llevó a la heroína y en ese momento hice la canción”.
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Además de intimar con ella esta inspiró una de sus más exitosas canciones, que casi 40 años después seguimos escuchando y su historia continúa generando mucho interés. «Afortunadamente esa chica que vivió momentos muy malos, tengo entendido que ya está bien y me alegro mucho por ella«, añadía el artista.
Joaquín Sabina – Princesa, letra
Entre la cirrosis y la sobredosis Andas siempre, muñeca Con tu sucia camisa Y en lugar de sonrisa, una especie de mueca
¿Cómo no imaginarte? ¿Cómo no recordarte? Hace apenas dos años
Cuando eras la princesa De la boca de fresa Cuando tenías aún esa forma de hacerme daño
Ahora es demasiado tarde, princesa Búscate otro perro Que te ladre, princesa
Maldito sea el gurú Que levantó entre tú y yo, un silencio oscuro Del que ya solo sales Para decirme, vale, déjame veinte duros
Ya no te tengo miedo, nena Pero no puedo seguirte en tu viaje ¿Cuántas veces hubiera dado la vida entera? Porque tú me pidieras llevarte el equipaje
Ahora es demasiado tarde, princesa Búscate otro perro Que te ladre, princesa
Tú que sembraste en todas Las islas de la moda, las flores de tu gracia ¿Cómo no ibas a verte? Envuelta en una muerte con asalto a farmacia
¿Con qué ley condenarte? Si somos juez y parte, todos de tus andanzas Sigue con tus movidas, nena Pero no pidas, que me pase la vida pagándote fianzas
Ahora es demasiado tarde, princesa Búscate otro perro Que te ladre, princesa
No ves que ahora es demasiado tarde, princesa Búscate otro perro Que te ladre, princesa
Mira
Ahora es demasiado tarde, princesa Búscate otro perro Que te ladre, princesa
Ahora es demasiado tarde, princesa Búscate otro perro Que te ladre, princesa