Explica el periodista Pabló Cubi en sabervivirtv.com que el psicólogo austriaco Alfred Adler fue el primero que hizo un estudio serio en 1927 sobre la importancia del orden del nacimiento en la personalidad de los hijos. Entonces ya llegó a la conclusión de que sí influía, ya que los padres trataban a cada hijo de forma diferente.
Han pasado casi cien años desde entonces y ha habido otros estudios al respecto, el mayor de ellos hace unos años, en 2014, fue llevado a cabo por dos psicólogos de la Universidad de Illinois que analizaron a 377.000 estudiantes y llegaron a la conclusión de que «pese a que estadísticamente sí había una diferencia en el coeficiente intelectual de los primogénitos respecto a otros hermanos esta diferencia es tan pequeña que no tiene relevancia ni científica ni en la vida real», explican desde el mismo medio. Y añaden que a veces las explicaciones de los padres pueden dar lugar a confusión ya que «es fácil que los padres atribuyan mayor inteligencia al primogénito, o deja de ser el mayor y sabrá más cosas que los pequeños.»
Con respecto a los hermanos medianos estos estudios detectaron que, por el papel que les toca vivir, suelen ser más conciliadores, pacíficos y colaboradores. También, debido a la sensación de abandono que puede ocasionarles pasar de ser el hijo pequeño al de en medio, suelen ser más independientes y aventureros.
Por último al pequeño se asocian características como egocéntrico, divertido, aventurero y rebelde, esto último debido a que los padres suelen ser más permisivos con ellos. En el caso de ser hijo único, «dicen que asumes muchas de las características del hijo mayor y del menor a la vez. Además buscan la aprobación de los mayores», explican.
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