Practicar estos hábitos hará que estemos felices a la vuelta de las vacaciones

Según la neurociencia, todos ellos desarrollan la plasticidad del cerebro

Ana Más

Excepto para algunos afortunados que disfrutan sus vacaciones en septiembre u octubre, para la mayoría de nosotros ya se han terminado. Volver a la rutina puede costarnos y mucho. Hoy te contamos algunos hábitos que pueden hacer que vuelvas incluso feliz. Bueno no te los contamos nosotros sino, el neurocientífico y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Jonathan Benito, que además es autor del libro ‘Redefine Imposible’, donde cuenta sobre los últimos avances en materia de neurociencia.

El experto, explican desde Uppers, «habla de la plasticidad cerebral como clave en la salud. La plasticidad es la capacidad de nuestro cerebro para explorar rutas nuevas y readaptarse a nuevas situaciones» y añade que, «existen seis hábitos que nos ayudan a ganar esa plasticidad que será de gran utilidad en momentos de transición, como es la vuelta de las vacaciones».

El primero de estos hábitos es bajar nuestro nivel de cortisol, que si está elevado provoca estrés crónico, mediante pausas, escuchaando música o haciendo ejercicio.

Más hábitos que harán más sencilla la vuelta de las vacaciones

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Benito habla además de la importancia de descansar bien, una media de siete u ocho horas sin interrupciones y «en función de nuestros ritmos circadianos, los que organizan la respuesta del cuerpo a los ciclos de luz y oscuridad», explica.

El ejercicio y el contacto con la naturaleza son dos piezas claves también, caminar al menos tres horas y media por semana y mejor rodeado de naturaleza. Y es que «Disfrutar de entornos naturales, como pueden ser bosques, playas o parques, es darle nuevos estímulos al cerebro y ofrecerle esa variedad que tanto le beneficia», matiza.

Pero aún hay más cosas que podemos hacer para lograr esa plasticidad en nuestro cerebro, meditar es una de ellas. Algo que según la neurociencia, ‘proporciona beneficios tangibles’. Y es que si practicamos meditación veinte minutos todos los días, «el tamaño de la amígdala cerebral, involucrada en emociones como la rabia o el miedo, decrece, mientras que la corteza prefrontal, la que gestiona la capacidad ejecutiva, la que establece estrategias, aumenta», explica. Además ayuda a mejorar la depresión y ansiedad y fomenta el bienestar psicológico,

Y dos hábitos más: marcarnos metas pequeñas y cuidar nuestra microbiota. Respecto al primero el neurocientífico explica que «Los proyectos u objetivos a largo plazo suelen agobiar al cerebro. Nuestra mente funciona mejor con metas realistas que puedan hacerse en poco tiempo». Por otra parte la microbiota, tiene mucho impacto en el bienestar emocional gracias al eje intestino-cerebro. Podemos ayudarla tomando alimentos como yogur, que contiene probióticos y no abusando de procesados, azúcares y antibióticos.

 

 

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