Seguramente has escuchado en más de una ocasión algunos ‘trucos’ para no dar positivo en un control de alcoholemia. Beber aceite, tomar chicles o una clara de huevo son solo algunos de los muchos mitos sobre cómo rebajar la tasa de alcohol en sangre al enfrentarse a un alcoholímetro. Ahora bien, ¿cuánto hay de realidad en ellos?
La Dirección General de Tráfico (DGT) compartió en su web varios supuestos trucos que se dan por ciertos relacionados con el consumo de alcohol y la conducción. Según el organismo, estos son algunos de los más repetidos tanto en redes sociales como en el tú a tú de las personas (y sí, son completamente falsos):
El mensaje es claro: si tienes que conducir, no tomes ni una gota de alcohol, y no solo por la multa que te pueda caer si das positivo en un control, sino porque pones en riesgo tu vida y las del resto de conductores y pasajeros. Cualquier cantidad de alcohol ingerida, aunque esté por debajo del límite permitido, es un riesgo para la salud vial.
Desde el mismo portal la DGT también advertían que el alcohol no afecta a todos por igual, y por ello no debemos pensar que tenemos el control de la situación.
Tras su ingesta, el alcohol se absorbe en el aparato digestivo, pasando posteriormente a la sangre, donde alcanza la mayor concentración tras 30-90 minutos. El tiempo es orientativo y dependerá de varios factores, como la presencia de alimentos en el estómago (lo que retrasa la absorción) o el tipo de bebida que se haya tomado (la absorción del alcohol del vino o la cerveza es más lenta que las bebidas destiladas como la ginebra, el ron o el whisky).
Otros factores que afectan a la tasa de alcoholemia:
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